llamamiento internacional

El foro de paz empuja a ETA a asumir el fin «definitivo» de la lucha armada

MAYKA NAVARRO / ANA GARBATI
SAN SEBASTIÁN

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El País Vasco dio ayer una nueva zancada en el camino que debe conducir de forma irreversible a la paz. La resolución de la conferencia internacional que se celebró en San Sebastián instó a ETA a hacer una declaración pública de «cese definitivo» de la lucha armada y a pedir a los gobiernos de España y Francia el inicio de un diálogo para tratar «exclusivamente las consecuencias del conflicto» (esto es, las cuestiones relacionadas con el desarme y la situación de los presos). Nunca hasta ahora la izquierda aberzale se había sumado a una petición en la que se le dice tan claramente a los terroristas que dejen de matar. Nunca. Y ahí radica la importancia del texto.

El Gobierno, como había venido haciendo en los últimos días, eludió hacer valoraciones sobre el foro de San Sebastián y se limitó, por medio de su portavoz, José Blanco, a conminar a ETA a abandonar la violencia «sin más». Y el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, declaró que la declaración final recogía «las tesis de ETA y Batasuna». Pero la reacción más esperada es la de la banda. Si esta, como se espera, recoge el guante y acepta punto por punto la declaración, sí se podrá hablar de punto de inflexión en la historia de Euskadi. Cuando ETA se comprometa a dejar de matar para siempre.

Las conclusiones apenas ocuparon dos folios. El contenido se puede resumir en una frase: los teroristas tienen que hacer una declaración pública de cese definitivo de la violencia. Solo a partir de ese paso se pueden dar el resto de movimientos para acabar con «la última confrontación armada en Europa».

El texto menciona a ETA una sola vez, plantea la conveniencia de impulsar una negociación política sobre la situación en Euskadi tras el fin de la banda e iguala a las víctimas al señalar que se deben adoptar pasos profundos para «avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas y reconocer el dolor causado. En el preámbulo, destaca una frase: «Se requiere valentía, voluntad de tomar riesgos, compromisos profundos, generosidad y visión de hombre de Estado». Para muchos, los que ayer acudieron al palacio de Aiete tuvieron ese coraje. Estaba representada la mayor parte de la sociedad vasca, desde la iglesia a los sindicatos, pasando por la patronal y los partidos, incluidos los franceses (también el de Nicolas Sarkozy), menos el PP y UPD.

Al salir del cónclave -poco más de tres horas en las que cada uno de los invitados apenas tuvo dos minutos para leer sus intervención-, los rostros no podían ser más entusiastas. Especialmente en la delegación de la izquierda aberzale, con Rufi Etxebarría a la cabeza. Discreto, no quiso pronunciarse porque hoy ofrecerá una rueda de prensa para explicar su postura ante lo que ya califica como «la nueva situación política de Euskadi». Pero otro miembro de su delegación confesó a este diario: «Estamos encantados. Felices. Haber consensuado este documento es histórico. Ahora solo queda esperar. Y de verdad que valdrá la pena».

De esta manera, la conferencia de paz, organizada por el movimiento social Lokarri y el Grupo Internacional de Contacto que lidera el abogado y mediador en los conflictos irlandés y surafricano Brian Currin, cumplió el objetivo de convertirse en la pista de aterrizaje que en los próximos días utilizará ETA para asumir la declaración. A los terroristas no les queda otra salida, pero aun así, son muchos los que todavía piden prudencia ante los pasos de ETA. «Cuidado con las euforias. Que no sería la primera vez que nos engañan», resumió un dirigente socialista.

Sin embargo, cuesta imaginar ahora nada que no sea avanzar hacia la paz. ETA, que ha sido derrotada policialmente y cuyo brazo político le ha dicho claramente que estorba, sabe que no tendrá mejor oportunidad para buscar una salida a un proceso inútil de 50 años de muertos. En los días previos a la conferencia, los organizadores se esforzaron en consensuar un documento que pudiera ser aceptado por la banda. La pelota está ahora en su tejado.

PASOS MEDITADOS/ El camino no se ha improvisado. En febrero del 2010, la izquierda aberzale decidió por primera vez en su historia apostar por las vías políticas y pacificas y rechazar la violencia. La decisión la tomaron las bases tras un amplio debate que apoyó el 80% de la militancia. En ese marco, el llamado Grupo Internacional de Contacto se estrenó en marzo exigiendo a ETA desde Bruselas un alto al fuego general, permanente y verificable. La banda tardó 10 meses en contestar con su declaración de alto el fuego. La respuesta ahora será mucho más inmediata.

¿Qué pasará después? Habrá que ver cómo se valoran las palabras de ETA. Si con generosidad, como piden el PNV y los socialistas, o sin concesiones, como insisten unos líderes del PP que, pese a todo, son conscientes de que a ellos les tocará diseñar el escenario para poner punto y final a medio siglo de terrorismo.