DEBATE DE INVESTIDURA

Fin del postureo, empieza el teatro

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, camino de la tribuna para pronunciar su discurso de investidura.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, camino de la tribuna para pronunciar su discurso de investidura. / periodico

JUAN FERNÁNDEZ / MADRID

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Después de 72 días de postureo, ayer comenzó el gran teatro de la política española. El desenlace del primer acto se conocía antes de que la función empezara, si será por spoilers –desde la mañana, los pasillos y rellanos del Congreso eran un hervidero de portavoces anunciando las posturas inamovibles que iban a defender por la tarde-, pero la ausencia de suspense no restó carga dramática a una sesión llena de gestos y detalles menores gestosdetalles menoresque permiten adivinar por dónde van a ir los tiros en las próximas jornadas.

Que han llegado nuevos tiempos al parlamentarismo de este país no lo anunciaban las bambas deportivas de Íñigo Errejón ni las rastas recogidas en moño de Alberto Rodríguez. Por personalidad, novedad y cuidada estrategia, los políticos de Podemos concentran hoy en día la curiosidad y el morbo en la Cámara Baja. Sólo había que ver el túnel de silencio que Pablo Iglesias -camisa negra remangada hasta los codos- abría a su paso cuando cruzó hasta el Hemiciclo desde el edificio contiguo. O los aplausos y jaleos que le lanzó un grupo de fans a su segundo, contestados desde la verja por Errejón con un puño en alto.

Que este Parlamento no es lo que era lo confirmaba el interés mediático que se respiraba en la carrera de San Jerónimo. La plaza de las Cortes era un inmenso plató de televisión, con todas las cadenas compitiendo por conseguir el mejor ángulo de la fachada del Congreso. Mientras, en su interior, había dificultades para dar un paso sin tropezar con un líder haciendo declaraciones o una cámara registrando un lance de la histórica jornada. Aunque se conozcan hasta la saciedad las opiniones, hay urgencia por repetirlas en cada ocasión que sea posible.

EXPRESIONES CORPORALES Y SONORAS

La lógica del postureo dio paso a la del teatro en el Hemiciclo. Aunque se trataba de escuchar el discurso de un candidato, Pedro Sánchez no fue el único protagonista de las dos horas largas que duró su alocución. Competían con él las expresiones corporales y sonoras del resto de parlamentarios, que también se hicieron notar. Los hombros encogidos, en posición de “¿pero qué me estás contando?”, compusieron el gesto más habitual de Pablo Iglesias mientras escuchaba al líder socialista. Incluso cuando este, al hablar de un posible pacto de izquierdas, hizo una tensa paradiña para beber agua y le miró fijamente. El líder de Podemos sólo aplaudió a Sánchez, pero en tono de burla, cuando el candidato repitió por décimosegunda vez, en forma de latiguillo que invitaba al meme, aquello de: “esto se puede conseguir la próxima semana”.

Los diputados del PP tardaron once minutos en abuchear a Pedro Sánchez. Volvieron a hacerlo varias veces a lo largo de su disertación, pero sin la convicción que ponían con Zapatero. Será que gobernar desgasta las ganas de patalear. Especialmente sonoras fueron las protestas populares cuando el líder socialista propuso retocar la ley del aborto y dotar de presupuesto a la ley de la Memoria Histórica, momento que aprovecharon varios miembros del Gobierno para reprochar a los parlamentarios de Ciudadanos: “Vais a resucitar las dos Españas”. Aunque ayer tenían el papel de novias del gran protagonista, desde la bancada naranja no se escucharon aplausos para Sánchez en ningún momento. Albert Rivera sólo concedió una inclinación de cabeza en respuesta al agradecimiento que le lanzó el candidato.

CARAMELOS PARA PODEMOS

Mientras el teatrillo de los gestos se sucedía entre los escaños, en la tribuna de invitados, justo en frente de Sánchez, los barones socialistas Ximo Puig, Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara observaban atentos la escena pegados a la barandilla. Una columna les separaba de Begoña Gómez, la mujer del líder del PSOE. A la derecha de esta, Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, no paró de tomar notas en una libreta mientras duró la función.

A mitad de discurso, la diputada socialista Sofía Hernanz, sentada junto a los principales representantes de Podemos, ofreció un paquete de caramelos a los políticos de la formación morada. Todos rechazaron la invitación excepto Iglesias, que se llevó uno a la boca. Acabada la sesión, de nuevo ante las cámaras, de nuevo en los pasillos de la Cámara, Íñigo Errejón definió las propuestas del líder socialista como “ideas sacadas de envoltorios de azucarillos”. Había acabado la función teatral y volvía el postureo.