PROCESO HACIA EL FINAL DE LA ORGANIZACIÓN TERRORISTA

ETA inicia un desarme por etapas con una mínima parte de su arsenal

Imagen del vídeo en el que se muestra el arsenal retirado por ETA.

Imagen del vídeo en el que se muestra el arsenal retirado por ETA.

AITOR UBARRETXENA
BILBAO

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ETA ha iniciado su desarme, dos años y cuatro meses después de anunciar el fin definitivo de la violencia, pero ha optado por una fórmula que le permite seguir en escena. Su esperado «primer gesto» fue desvelado ayer por la comisión internacional de verificación, que certificó que la banda había sellado y dejado «fuera de uso operativo» una mínima parte de su arsenal. Los terroristas evitaron escenificar una entrega de armas, que hubiera supuesto para ellos una humillación, y demostraron que no tienen ninguna voluntad de disolver la organización. Pero la fórmula escogida, con vídeo incluido, confirma el camino sin retorno que se ha visto obligada a tomar ETA en solitario  -aunque se esfuerce por alargar su final hasta lograr un trato favorable para los presos-.

Los seis integrantes de la comisión de verificación, encabezados por el srilankés Ram Manikkalingam, fundador y director de Dialogue Advisory Group, con sede en Amsterdam, leyeron un escueto comunicado en una multitudinaria comparecencia de prensa en Bilbao, en el que confirmaron que en septiembre del pasado año la banda se dirigió a ellos para mostrarles su disposición a dar los primeros pasos hacia el desarme. Para entonces, la banda ya se había resignado a buscar unilateralmente una vía para zanjar su ciclo violento. Y el primer paso se materializó el pasado enero, cuando miembros de la comisión presenciaron el sellado e inutilización de un número indeterminado de armas y explosivos, según explicaron ayer.

Un vídeo emitido por la BBC muestra el momento en que dos verificadores y dos etarras encapuchados firman, frente a una mesa con armas y explosivos y con el cuadro del Guernica de fondo, el listado de armas que quedan «fuera de uso operativo». No se ha explicado cómo se ha procedido a ese sellado de las armas ni quién lo ha realizado, y tampoco se han aportado pruebas de que efectivamente han quedado inutilizadas. En todo caso, el simbolismo que rodeó el anuncio de ayer confirma que ETA busca rentabilizar al máximo su adiós definitivo a la violencia con un desarme por entregas.

Tras conocerse la declaración de los expertos, la Fiscalía de la Audiencia Nacional mostró su apoyo a la petición del colectivo de víctimas del terrorismo del País Vasco, Covite, para que los verificadores declaren ante un juez como testigos. Su interrogatorio, que fuentes de la propia Audiencia ven factible, tendría por objetivo que informen del paradero de los miembros de la banda con los que contactaron para que sean detenidos «de inmediato».

EL LISTADO / Las armas que constan  en un listado incluyen un fusil, una pistola, dos revólveres (de los 252 que tiene ETA), 16 kilos de material para fabricar explosivos, 300 balas y dos granadas de carga hueca, además de nueve temporizadores y 190 metros de cordón detonante. Este armamento supone una ínfima parte del arsenal que las fuerzas de seguridad del Estado consideran que mantiene la banda en sus zulos.

La labor de los verificadores en todo este proceso ha sido denostada por el Gobierno central, que los consideran  una especie de peritos de parte financiados por la izquierda aberzale. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, expresó ayer con contundencia que no los necesitan: «Nos basta con la Guardia Civil y la Policía».

La comisión, integrada por seis expertos con bagaje en la resolución de conflictos internacionales, defiende que su objetivo no es político sino técnico, y que se limita a certificar y facilitar el final de la violencia. Precisamente, Manikkalingam valoró como «creíble y significativo» el paso dado por ETA, y aseguró que es una decisión necesaria para llegar al desarme completo. Sin embargo, no hubo ayer ninguna alusión a un plan establecido para la entrega de las armas.

Los verificadores quisieron agradecer los apoyos que han encontrado en Euskadi, y citaron al Ejecutivo autonómico, los partidos y sindicatos que han aceptado entrevistarse con ellos, la patronal Confebask y la iglesia vasca. Es decir, las entidades que les avalaron desde su constitución, el 28 de septiembre del 2011. Su única labor hasta la fecha había sido comprobar el cumplimiento del alto el fuego de ETA.

Sin embargo, ayer los partidos vascos mostraron posturas encontradas. A excepción de la izquierda aberzale, el resto coincidieron en exigir la desaparición inmediata de la banda y el reconocimiento del daño causado. El lendakari, Iñigo Urkullu, consideró que el gesto de desarme es un «paso importante, pero no suficiente», mientras el líder socialista, Patxi López, rechazó el «teatro», aunque sin restar legitimidad al grupo de expertos. El PP vasco calificó el anuncio de «tomadura de pelo», y UPD, una farsa. Solo EH Bildu aplaudió «el enorme valor político» de la decisión de la banda, al tiempo que culpó al Gobierno central de que haya sido «imposible»realizar un desarme «efectivo». H