Felipe González aumenta las críticas a Podemos ante el crecimiento de Iglesias

Felipe González ejerció ayer de telonero de Pedro Sánchez durante un mitin en el que el expresidente del Gobierno actuó como si el adversario a batir no fuera el PP, ni tampoco Ciudadanos, sino el partido con el que el PSOE ha pactado en varios ayuntamientos y comunidades: Podemos. Las últimas encuestas indican que mientras Albert Rivera ha dejado de crecer, y Mariano Rajoy se mantiene en cabeza, Pablo Iglesias vuelve a amenazar la hegemonía de los socialistas en la izquierda.

El exlíder del PSOE, muy activo en esta campaña, cargó contra Rajoy por “precarizar” el empleo, recortar servicios y “esconderse tras las faldas de [Angela] Merkel y el Tribunal Constitucional”. También contra Ciudadanos, por su propuesta de contrato único y sus polémicas posiciones en violencia de género. Pero el blanco principal de sus críticas fue Iglesias, con los ingredientes clásicos de la receta para combatir al líder del partido morado: Venezuela, Catalunya y sus presuntos virajes ideológicos.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Felipe Gonz\u00e1lez","position":"EXPRESIDENTE DEL GOBIERNO","text":"\"Los cuadros y votantes de Podemos no saben la dependencia que tienen del Gobierno chavista\""}}Abogado de Enrique López, el encarcelado líder de la oposición venezolana, el expresidente recordó en Badajoz, ante unas 4.500 personas según la organización, que cuando viajó al país latinoamericano recibió todo tipo de ataques del Gobierno chavista, y que después, al volver a España, descubrió que esos reproches habían salido del “argumentario” de un dirigente de la fuerza emergente. “Los cuadros y votantes de Podemos no saben la dependencia que tienen del Gobierno chavista”, dijo González. Después pasó a la evolución de Podemos. “Hace dos años decían que los socialdemócratas eran la punta de lanza del neoliberalismo. Ahora se dicen socialdemócratas. Muchos han estudiado con becas de los gobiernos de Felipe González”, señaló entre aplausos.

“¿CUÁL ES LA BROMA?”

Y por último, Catalunya. Primero se detuvo en Artur Mas. “¿Qué tiene en contra de la gente de Badajoz, de Cáceres, de Murcia? De eso se quiere desconectar. De la gente”, sostuvo. De ahí pasó a la reciente intervención de Iglesias en el foro Primera Plana de EL PERIÓDICO, donde condicionó cualquier investidura de otro candidato a la celebración de un referéndum vinculante sobre la independencia. “He leído que solo apoyará un gobierno que acepte la autodeterminación de Catalunya. ¿Cuál es la broma? ¿Cómo se puede ser tan frívolo? Los mismos que no creen en España quieren despedazar su perímetro”, concluyó.

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Tras González y el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, llegó Sánchez, un día después de su cara a cara con Rajoy, uno de los más crispados que se recuerdan, en el que el candidato socialista a la Moncloa acusó al líder del PP de no ser “decente” por su presunta implicación en los escándalos de su partido. Ante un público entregado, Sánchez insistió en ligar a Rajoy con la corrupción. “No es libre. Está preso de los papeles de Bárcenas”, dijo.

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El PSOE respira aliviado tras el duro debate. Por detrás en las encuestas, la contundencia de Sánchez ha servido de cierto revulsivo en las filas socialistas. La impresión generalizada en el partido es que quizá las formas del secretario general, por agresivas, no fueron las más adecuadas, pero que ganó el debate con claridad. “No es el estilo que más me gusta pero alguien le tenía que decir eso a Rajoy en su cara”, señaló ayer un mandatario autonómico, que considera que Sánchez ha pasado de ser candidato a “una esquela” a salir, tras el debate, “por la claraboya”.