El Gobierno insiste en que no hay "consenso" ni "objetivos" coincidentes para reformar la Constitución

De los cuatro partidos con alguna posibilidad de gobernar tras las elecciones generales del 20 de diciembre, el PP, al que las encuestas dan como ganador en los inminentes comicios, es el único que no lleva en su programa ninguna propuesta de reforma de la Constitución. Sí defienden un cambio de la Carta Magna el PSOE, Ciudadanos y Podemos. Este viernes, durante el primer día de campaña, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, han descartado de forma independiente la posibilidad de modificar la ley fundamental. Consideran que falta el “consenso” y la “coincidencia” de “objetivos” entra las distintas fuerzas políticas para llevar a cabo un esfuerzo de esta envergadura.

En Ávila, en una plaza dedicada al exjefe del Ejecutivo Adolfo Suárez, Rajoy no se ha cerrado por completo a una reforma constitucional, pero ha dejado claro que esta debe hacerse “con un consenso como el que consiguió en su momento” el entonces líder de UCD cuando se aprobó el texto de 1978. “Los grandes retos nacionales”, ha argumentado el presidente del PP, requieren de “una gran mayoría” que “vaya junta”.  

EL PRECEDENTE DE SUÁREZ

“La Constitución nos ha dado muchas cosas buenas: progreso, la entrada en la UE y estar en los grandes foros mundiales. Garantiza la libertad y la igualdad. Se puede cambiar, pero hay que saber qué hacer y lograr el mismo consenso que consiguió Suárez”, ha dicho el presidente 48 horas antes de que la celebración en el Congreso de los Diputados del Día de la Constitución, en la que por vez primera estarán presentes los líderes de Ciudadanos y Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias junto a Rajoy y el candidato socialista, Pedro Sánchez.

Poco después del acto electoral de Rajoy, Sáenz de Santamaría ha sido mucho más explícita al terminar el Consejo de Ministros. A su juicio, el escenario actual no es el adecuado para cambiar una Carta Magna que hasta ahora solo se ha tocado en dos ocasiones, de forma muy concreta y siempre por exigencias europeas. La primera, en 1992, para que los extranjeros tuvieran derecho a ser elegidos en las municipales. La segunda, en agosto del 2011, fue mucho más traumática: por exigencias de Francia y Alemania (ambas gobernadas por la derecha en aquel momento) se introdujo un techo de gasto al déficit público del Estado

“Se necesitan consenso y objetivos. Yo en estos momentos no veo coincidencia para alcanzar un consenso. Tampoco en los objetivos”, ha zanjado la vicepresidenta en la Moncloa.