LA JORNADA ELECTORAL

Rajoy vence pero se queda lejos de sumar con C's para gobernar

Ambiente en la sede nacional del PP, en la madrileña calle Génova.

Ambiente en la sede nacional del PP, en la madrileña calle Génova. / JUAN MANUEL PRATS

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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El PP obtuvo ayer una victoria pírrica. Mariano Rajoy logró el 28,57% de los votos, lo que se traduce en 123 escaños, 63 menos de los que cosechó en el 2011. El triunfo supo amargo en la sede nacional de los populares en Madrid, puesto que el presidente del Gobierno afronta un camino lleno de obstáculos para reeditar su cargo. Ciudadanos, el único partido con el que a priori podría sumar fuerzas, obtuvo un resultado muy por debajo de lo que pronosticaban algunas encuestas (40 escaños). Lo que supone que ambos partidos, de querer coligarse, quedarían muy lejos de los 176 parlamentarios que marca la mayoría absoluta. Y el propio Rajoy se encargó, el último día de la campaña, de desechar una gran coalición a la alemana con el PSOE, pero dados los resultados, quizá se enmiende a sí mismo y, a la desesperada, busque cualquier vía para intentar conformar un Gobierno.

Rajoy salió al balcón a celebrar su victoria acompañado de la cúpula del PP y su mujer, Elvira Fernández, 'Viri'. La mayor parte de ellos comparecieron cariacontecidos. El presidente, ante unos 300 militantes, aseguró que va a intentar "formar Gobierno" porque España necesita un Ejecutivo "estable, seguridad, certidumbre y confianza". Aún así, reconoció que se abre una "etapa que va a ser difícil". "Será necesario hablar mucho y lo voy a intentar", aseveró.

El golpe que los partidos emergentes han asestado al bipartidismo es tal que hay que remontarse a 1989 para encontrar un resultado peor conseguido por el partido conservador

LOS PRONÓSTICOS DEL PP

Al comienzo de la campaña los populares confiaban en obtener el 30% de los votos y en torno a 130 escaños. Pero finalmente no ha sido posible alcanzar esta meta, que ya de por sí es baja en comparación con la histórica cifra que Rajoy obtuvo en el 2011, con el 44% de los votos y 186 escaños, lo que le ha permitido gobernar cuatro años desde una plácida mayoría absoluta. Algunos dirigentes, los más optimistas, alegaban que buena parte del alto porcentaje de indecisos que arrojaban las encuestas era voto oculto conservador, y confiaban en que gracias a esta circunstancia y a la movilización en la campaña alcanzarían los 140 escaños.

Además, los conservadores esperaban sumar sus parlamentarios a los de C’s para, aunque la fuerza naranja les impusiese severas condiciones, al menos poder investir a Rajoy. Sin embargo, esta hipótesis se fue deshaciendo como un azucarillo a medida que avanzaba la campaña y los de Albert Rivera se iban desinflando, según los sondeos publicados fuera de España. De ahí que Rajoy diese un giro en la recta final de la competición y comenzase a agitar el miedo a una coalición de izquierdascoalición de izquierdas, con un papel destacado en la misma de Pablo Iglesias, para intentar atraerse al electorado de centro ante la perspectiva de que España quedase en manos de la fuerza morada. Pero esta estrategia no ha sido suficiente para que el candidato haya cosechado un resultado potente.

Todo parece indicar que muchos de los votantes del PP hace cuatro años han abandonado estas siglas porque no perdonan a los conservadores ni los recortes, ni las traiciones a su programa electoral ni, sobre todo, los casos de corrupción. Elecciones tras elecciones, como ha advertido el expresidente José María Aznar en varias ocasiones, para disgusto de Rajoy, los populares se han ido desinflando y no han conseguido atraer a buena parte de los que confiaron en este partido para que sacara a España de la crisis.