DOCUMENTOS DE LAS FAMILIAS MORADAS PARA VISTALEGRE II

Iglesias pide más calle y Errejón apuesta por un Podemos "útil"

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Pablo Iglesias Íñigo Errejón pusieron este viernes negro sobre blanco sus discrepancias sobre el futuro político de Podemos. En los documentos que sintetizan sus respectivos proyectos, que competirán en el congreso estatal de febrero, el secretario general y el número dos no dan pistas definitivas. Son concepciones lo suficientemente alejadas como para argumentar incompatibilidad. Pero parecen pretendidamente ambiguas para no cerrar la puerta a un pacto de última hora.

Ambos están de acuerdo en que Podemos puede ganar las próximas elecciones generales pero el camino que trazan para llegar a esa meta discurre por terrenos distintos.

Para Iglesias, la ruta principal está en las calles y quiere que ese ADN de lucha quede claro también en las instituciones, por lo que defiende un partido claramente diferenciado. Sostiene que los diputados de Podemos no deben ser “políticos”, sino “activistas institucionales”. Errejón discrepa. Opina que deben aprovechar la minoría parlamentaria del PP para “aislar” a Mariano Rajoy. Consciente de que Podemos tiene 71 diputados frente a los 137 de los conservadores, propone dialogar con “habilidad” con el PSOE (85 diputados). Defiende que Podemos debe abandonar la “obsesión” por la “revancha histórica” y hacer palanca con ellos para derogar las leyes del PP desde una posición “inteligente, laica y más productiva”, alejada del rencor. Defiende que el objetivo es presionar al Gobierno y “liderar acuerdos” con otras fuerzas para impulsar una “agenda patriótica”.

RELACIÓN CON LOS SOCIALISTAS

Errejón cree que si el PSOE se alinea con el PP, deben hacerles pagar el coste político, pero cree que Podemos no debe encerrarse en una unidad de la izquierda “folklórica” sino empezar a ser útil a la sociedad con las reglas del juego que los electores eligieron el 26-J. Quiere aprovechar la ausencia de liderazgo socialista y dejar de “perder el tiempo”.

Iglesias no está de acuerdo. Sigue defendiendo que fue correcto no aceptar el pacto propuesto por Pedro Sánchez y considera que deben diferenciarse de un PSOE que actúa como el “ministerio de maquillaje social del Gobierno”.

La segunda discrepancia evidente es el papel que ambos dirigentes confieren a la protesta social. Iglesias quiere que Podemos cabalgue a los lomos de las manifestaciones, cree que el partido debe “reforzar” esos movimientos y “tejer una red de contrapoderes de base que anude las luchas sociales”. Con esta estrategia aspira a conseguir 100.000 militantes y un millón de inscritos. Su objetivo es recuperar el desborde ciudadano con gente organizada y activa en permanente movilización en las calles. 

"EL CIERTO ORDEN" O EL "PAPEL MOJADO"

Errejón considera que el 15-M demostró que los partidos no pueden decretar protestas sociales y sino solo surfear las oleadas si se producen. Y él no cree que esto vaya a suceder. Considera que la movilización social está “bajo mínimos” y que Podemos no debe encerrarse en una coraza “resistencialista” para pasar el “frío invierno” de la oposición. Aboga porque Podemos no le hable solo a los que se movilizan y “vibran con la épica” sino también a  los que necesitan “garantías”. Aprendió en el 26-J que la gente que simpatiza con el cambio también pide “un cierto orden” y que la misión de Podemos es demostrar, desde la oposición, que pueden gobernar, derogar recortes y no solo exhibir camisetas en el hemiciclo.

El secretario general opina que el Gobierno no es “tan débil” como vaticina Errejón, recuerda el derecho que tiene a vetar iniciativas que superan el presupuesto, y cree que lo que aprueba la oposición es muchas veces “papel mojado”. 

Por ello pone el énfasis en la construcción de un “bloque social” como elemento imprescindible para conseguir la la victoria en el 2020. Errejón cree que el 26-J demostró que Errejón opina que la crisis de régimen no está cerrada y que el partido debe empezar a ser útil para sacar a los que creyeron en el cambio de la “resaca por la ilusión” que vivieron para transformar la frustración en nuevas expectativas de futuro.

Ambos admiten errores. Iglesias critica el exceso de poder concentrado en tres “macrosecretarías” y se propone disolver las corrientes internas.

Errejón opina que no se integró bien a los críticos ni hubo suficiente separación de poderes. Además ciñe la colaboración con IU a alianzas electorales que necesitarían el refrendo previo de la militancia. Iglesias no hace referencia y se limita a hablar de “bloque político y social alternativo”. Las posibilidades de fusión deberán figurar, en todo caso, en el documento organizativo, que aún están elaborando.