Análisis

Doble as en Cultura

XAVIER Bru de Sala

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Artur Mas comienza su presidencia de forma inmejorable. Es lo que se necesita en los peores momentos. Si después del brillante discurso de investidura no obtuvo la triple abstención -por error de quienes no se abstuvieron-, va camino de cumplir lo que depende de él. Un Govern de los mejores. De la cantera y de fuera. Después de Andreu Mas-Colell salta el nombre del no menos incuestionable Ferran Mascarell. La Cultura, por fin, con mayúsculas.

Hagamos un repaso a los precedentes. Pasqual Maragall, empujado por José Montilla, cometió el error de la cuota con Caterina Mieras, de forma que Josep M. Carbonell, que había hecho un excelente trabajo preparatorio, quedó fuera de su primer Govern. Cuando enmendó el error y llamó a Mascarell, aún no lo podía saber nadie, pero el tripartito estaba a punto de caer. El nuevo y efímero conseller tan solo tuvo tiempo de plantear los caminos.

Ahora todo indica que la segunda oportunidad es la buena. Tal como denunciábamos desde el Cercle de Cultura, del cual es el número dos, las políticas culturales han sido erráticas desde la recuperación de la autonomía. Pese a algunos notables aciertos, la cultura continúa arrinconada, lejos de la centralidad.

La política, llena de impotencias, no es suficiente para vertebrar una sociedad. Si la intención es vertebrar la nación, la cultura es fundamento imprescindible. Para que esté en condiciones de volver al ágora, hacen falta nuevas políticas, liderazgo y transformaciones en profundidad que solo puede llevar a cabo alguien con experiencia, coraje, prestigio y peso. Teniendo en cuenta los contextos, las personas preparadas para dirigir la cultura de este país se pueden contar con los dedos de una mano, y todavía sobran más de la mitad.

Entre los mejores para ocupar Cultura, Mascarell es sin duda la opción con más peso político. Incorporar al más soberanista de los socialistas, distanciado por ese motivo del resto de los exconsellers catalanistas del PSC, tiene el sentido de incluir el segmento más cercano de la sociovergencia. Así se amplía el círculo de la centralidad política. De paso, aumentan las dificultades del PSC para conseguir la ya imposible síntesis entre las dos almas. ¿Se pueden quejar? Al contrario. Si hubieran apostado por Mascarell, lo habrían mantenido de conseller en vez de desentenderse de la cultura en el segundo tripartito. Si no fueran tan cerrados de miras, ahora lo tendrían de candidato a la alcaldía.

Con Mascarell en Cultura, Mas, pone un as doble sobre la mesa del Govern. As porque la cultura marginada por los socialistas y la izquierda (y antes por la propia CiU) cuenta por primera vez con perspectivas de centralidad vertebradora. As porque ensancha el círculo de la centralidad política de CiU.