Lo que los 'consellers' dicen en privado de la CUP

Artur Mas y Antonio Baños se saludan el pasado lunes antes del pleno de constitución del Parlament.

Artur Mas y Antonio Baños se saludan el pasado lunes antes del pleno de constitución del Parlament. / periodico

FIDEL MASREAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Con la CUP no hay nada que negociar, son los del porro y la litrona", "unos payasos antisistema es lo que son". Las frases, reales, son un síntoma de cómo piensa una parte de Convergència respecto a las negociaciones con la formación anticapitalista para lograr la investidura de Artur Mas.

Hace ya días que existe esta tesis en el partido de Mas. Solo Felip Puig, un 'conseller' en funciones que sabe que no repetirá en el Govern, se ha atrevido a ponerle voz, a medias.

Puig pidió poner líneas rojas en las negociaciones. Otros son más contundentes: la línea roja es negociar con la CUP. Esgrimen que antes que hablar de los votos para la investidura de Mas, antes que embarcarse en los detalles de la hoja de ruta, CDC debería haber puesto encima de la mesa algo básico: sus principios. Innegociables.

Junts pel Sí ha obtenido 62 diputados, la CUP 10. Y existen otros grupos parlamentarios en la Cámara para obtener las dos abstenciones que hacen falta a Mas para ser reelegido.

El enfado por las negociaciones con los diputados de Baños y con el documento de la desobediencia es notable. "Es como enseñar el culo antes de casarse", comenta irónicamente un 'conseller'. Otros en el partido usan expresiones irreproducibles sobre el contenido del acuerdo.

EL FACTOR PSC

Un acuerdo que, se quejan, podría desbaratar una bala en la recámara: la abstención del PSC para facilitar la investidura del líder de CDC, con el argumento de que pese al abismo que separa a JxSí del grupo que lidera Miquel Iceta, antes que otras elecciones, y antes de que Mas quede atrapado por una fuerza antisistema, y en aras de abrir una nueva etapa, se conseguiría que Mas fuese reelegido 'president'. En especial si el PSOE puede gobernar España y se propone una solución pactada al conflicto con Catalunya. Esta hipótesis ha quedado ahora seriamente lesionada porque la resolución independentista con la CUP deja poco margen a Pedro Sánchez para hacer gestos hacia Mas.

Por todo ello, la respuesta de un miembro del Consell Executiu a la pregunta de si lo que pasa es incomprensible es: "Entiendo que no se entienda". Y otro afirma que este desconcierto "es el que siente toda persona sensata". El malestar se trasladó al Consell Executiu de esta semana, como ha avanzado este viernes 'La Vanguardia'.

El repaso al perfil de los 'consellers' es suficiente para ver la distancia sideral que les separa de la CUP. Cabe solo recordar que cuando la fuerza de Antonio Baños y David Fernàndez hizo su mitin central hace tan solo un mes, en el escenario desplegaron las caras de sus adversarios. Entre ellos, Felip Puig i Boi Ruiz, junto a Angela MerkelJosé Ignacio Wert o la OTAN. En el Govern en funciones se sienta Andreu Mas-Colell, un liberal absolutamente contrario a lo que pueda representar el discurso ecónomico de Josep Manel Busqueta, diputado electo de la CUP. O Jordi Jané, que ha sido vicepresidente del Congreso de los Diputados y un firme defensor del Estado de Derecho y el respeto a la legalidad. O Germà Gordó, un convencido de que el contencioso soberanista ha de acabar en un pacto.

¿DÓNDE ESTÁ CDC?

La posición del "nada que negociar con la CUP", obedece a la idea de quienes echan en falta que Convergència, su partido, marque la pauta. Se preguntan dónde está y qué hace la portavoz. Se preguntan porqué no se ha marcado la pauta, los ritmos y los contenidos desde las elecciones. Y todo ello vinculado al período precongresual en el que CDC ha de decidir si hace retoques o cierra definitivamente y abre otro proyecto político.

Lo que une a casi todos en el partido, salvo a persones del entorno, es la defensa de Mas como candidato único e insustituible para la investidura. Servir en bandeja a la CUP su cabeza sería para todos una renuncia intolerable, inaceptable. El propio líder se reivindica no tanto por su figura como por la legitimidad de los votos obtenidos por JxSí con un plan que incluía proponerle a él como candidato. Antes que ceder a Mas, habrá elecciones, repiten todos... Excepto ese entorno soberanista cívico que recuerda que CDC tiene un grave problema de corrupción y que el proyecto hacia la independencia va más allá de una sola persona. "Pero esta decisión la han de tomar en CDC", admiten estas voces, alguna de ellas integrante de JxSí.