CRISIS EN EL PARTIDO EMERGENTE

Monedero se va y agrieta Podemos en la antesala electoral

IOLANDA MÁRMOL / BARCELONA

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El experimento duró tres días. Juan Carlos Monedero, hasta este jueves secretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos, pidió este lunes en la reunión de la ejecutiva abandonar la primera línea política y mantenerse en un segundo plano. Fuentes conocedoras del encuentro han explicado a este diario que Monedero expresó un cierto malestar con algunas de las decisiones de la dirección y propuso a sus compañeros dejar de ejercer como portavoz del partido ante los medios de comunicación, pero mantener sus cargos orgánicos como miembro del consejo ciudadano y del consejo de coordinación. Sus compañeros, aunque expresaron dudas sobre la viabilidad de la propuesta, acabaron aceptando, ante la insistencia del cofundador de Podemos, aun a sabiendas de que la situación era como una granada sin anilla que podía estallar en cualquier momento.

Y el momento ha sido este jueves. Monedero obvió su compromiso de no aparecer en prensa y, en una entrevista de Radiocable, cargó con dureza contra la deriva de Podemos, criticó la metamorfosis experimentada en los últimos meses para capitalizar la centralidad del tablero, pidió una vuelta a los orígenes porque, a su entender, el partido se parece cada vez más a la 'casta' y, en definitiva, lanzó una enmienda a la totalidad a la estrategia diseñada por el número dos, Íñigo Errejón. "Me siento engañado y traicionado", estalló. Y ya no había vuelta atrás posible. Cuando las redes se incendiaron, Pablo Iglesias estaba todavía en Estrasburgo, donde había asistido al pleno del Europarlamento, mientras Errejón volvía a Madrid en el AVE desde la Comunidad Valenciana.

Nada más aterrizar, Iglesias aprovechó su presencia en un acto de precampaña para anunciar la dimisión de Monedero de todos sus cargos orgánicos. Visiblemente afectado, explicó que su número tres le había presentado la dimisión tras el escándalo de la entrevista. "Juan Carlos es un intelectual que necesita volar", justificó el líder, que adujo que la estructura de Podemos se le queda "estrecha". Iglesias reivindicó el espíritu libre que siempre ha caracterizado al poli malo del partido. "Creo que el aguijón crítico de Monedero es imprescindible para mí y para nosotros como formación política", alabó, sin el más mínimo atisbo de autocrítica en público. Errejón le agradeció su "valor" y "resistencia". En su perfil de Twitter, afirmó que seguirán "construyendo juntos el cambio político, codo a codo".

Lo cierto es que esta dimisión deja a Podemos con las heridas abiertas en el momento más vulnerable, en vísperas de la campaña electoral. El partido pierde al mejor dirigente en los mítines, y evidencia una fractura interna, pero, en contrapartida, logra deshacerse de un personaje erosionado y polémico.

DIVERGENCIA ESTRATÉGICA

La renuncia de Monedero se ha de comprender en dos claves fundamentales. En primer lugar, las discrepancias entre los dirigentes sobre cómo solventar la pérdida de fuelle del partido en los últimos meses, que se traduce en una importante caída en la intención de voto en las encuestas. Algunos miembros de la ejecutiva creen que el único camino para asaltar los cielos es instalarse en la centralidad del tablero para cautivar el voto de todos los espectros políticos. Monedero es crítico, y cree que en esa mutación camaleónica hacia la moderación del discurso Podemos está perdiendo su ADN.

La batalla intelectual explica, sin embargo, solo una parte de la fractura que se ha abierto en Podemos. Hay otra clave más compleja que responde al conflicto de personalidades y lucha por la hegemonía interna.

CARÁCTER DESMEDIDO

Los problemas de relación del número tres con otros miembros de la dirección empezaron a enconarse en enero, en un enfrentamiento amargo por la gestión del escándalo de Venezuela. El episodio había salido a la luz pública meses antes en un artículo que apuntaba a irregularidades de Monedero en la tributación por un trabajo de asesoría al Gobierno de Caracas. La información no había causado impacto, pero fue él mismo quien se metió en la boca del lobo, al citarla en una tertulia de máxima audiencia.

La ejecutiva le exigió que domase su personalidad desmedida y que se retirase de los platós, pero el número tres ignoró la orden y siguió acudiendo a citas televisivas. Su actitud levantó ampollas entre otros miembros de la ejecutiva. Ellos nunca le perdonaron que antepusiera su interés al de Podemos. Monedero se sintió poco arropado por unos compañeros que fueron tibios, no le defendieron como esperaba y se hicieron con el poder del partido, mientras él quedaba noqueado por el huracán venezolano.