ELECCIONES GENERALES

Debates electorales: por qué merece la pena el riesgo

Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy, en el cara a cara de las elecciones generales del 2011.

Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy, en el cara a cara de las elecciones generales del 2011. / REUTERS / JUAN MEDINA

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Los asesores de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos coinciden: si el debate electoral sin riesgo no existe, los de esta campaña son los más aventurados de la historia de la democracia española. Formatos sin corsé, dos líderes nuevos que dominan el discurso televisivo y una impredecible bolsa de indecisos del 41% han convertido a estos programas en una poderosa arma de campaña.

Los candidatos tienen la posibilidad de persuadir a un perfil de electores que evita lo complejo de un análisis racional y elige su papeleta fundamentalmente a con atajos heurísticos: las etiquetas mentales que se forman sobre un líder a través del carácter y la personalidad que perciben en la escenificación de disputa.

LOS ESTUDIOS YA NO SIRVEN

¿Por qué supone un vuelco tan relevante? Porque deja a toda la literatura de ciencia política en suspenso. Hasta el momento, los politólogos habían descrito que los debates electorales en España no tienen efectos de conversión, y solo modifican la opinión del 1,3% de votantes. Hasta ahora, ese electorado no se movía de posición porque observaba la confrontación fuertemente atado a preferencias y prejuicios, bajo la lógica de la teoría de la percepción selectiva. 

Los cinco debates electorales que hubo en España en las anteriores elecciones contribuyeron a que los electores reforzararan sus opiniones cuando los candidatos resolvieron bien. Cuando el elegido perdió el cara a cara, el efecto desemovilización afectó a un 2% del electorado, que decidió quedarse en casa y abstenerse, según los estudios. 

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¿Cuánto voto más moverán los debates en la campaña del 20-D? Nadie se atreve a concretar una cifra. Para el PP es un factor de riesgo. Para PSOE, Podemos y Ciudadanos, una oportunidad a la que se aferran para dar el vuelco.

RAJOY, ¿RIESGO ASUMIDO?

La determinación de Mariano Rajoy de soslayar el debate, este lunes a las 22.00 horas en Antena 3 y La Sexta, con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera y enviar en su lugar a su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, será objeto de estudio para politólogos. En las filas populares admiten lo complejo de la decisión, reconocen que no la tomaron hasta el último momento y son conscientes de que no está exenta de peligros. "La clave es cómo va a ver la gente a la vicepresidenta. Si la van a percibir como la mano derecha de Rajoy que transmite sensación de equipo de Gobierno, o la ven como la candidata in péctore, reflexionan fuentes del partido.

“Si Soraya gana el debate, habrá confirmado lo que todo el mundo piensa, y es que ella es mejor candidata que Rajoy”, coincide el analista Ignacio Varela, que critica la decisión del presidente de no acudir al debate con los nuevos líderes. “En una situación de emergencia nacional por el terrorista y el conflicto en Catalunya nadie va a entender que el que tiene que tomar el timón, que es Rajoy, no esté. La gente no razona en términos estratégicos, decide en clave más emocional”, opina.

UNA MUJER, TRES HOMBRES

Para el asesor Fran Carrillo la negativa de Mariano Rajoy no tiene porque ser negativa porque traslada la imagen de un presidente ocupándose de tareas de Estado y que envía a alguien fuerte de su equipo “que, además, es mejor oradora y contará con el beneficio de ser la única mujer en el debate”. ¿En qué se traduce esto? Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias deberán moderar su agresividad. Todos recuerdan el desatino de Miguel Arias Cañete (PP) tratando de poner contra las cuerdas a Elena Valenciano (PSOE) en las elecciones europeas de 2014.

Joan Navarro, analista político, considera que la estrategia del PP, guste o no, es la acertada. Para un candidato como Rajoy, considera, lo más efectivo es debatir con Sánchez en un cara a cara pactado, conceder entrevistas amables con perfil humano y transmitir la imagen de estar ocupado con el terrorismo internacional y metiendo en vereda al independentismo. “Quien ha decidido votarle ya sabe que el PP está más cómodo tras una tele de plasma. Que Rajoy no acuda a un debate con jóvenes aspirantes se da por descontado y potencia su perfil presidencial”, opina Navarro. “Ese riesgo está asumido y descontado”, confirman los populares.

Las mismas fuentes admiten que la posibilidad de un debate a seis -PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, IU y UPD- no se descartó hasta el último momento, por la posibilidad de diluir a todos los líderes de la oposición. Aun con ese riesgo, los partidos emergentes hubiesen aceptado encantados el envite, confiados de que podrían haber dejado a Rajoy contra las cuerdas. 

¿Pasará factura a Rajoy el 20-D enfrentarse solo a Pedro Sánchez en un cara a cara y eludir a los emergentes? "Ese análisis se tiene que hacer el 21-D. Quien se aventure a decirlo ahora habla a ciegas. Es imposible de predecir porque las reglas de juego han cambiado", aseguran fuentes populares.