La conquista del paraíso

Queridos candidatos: 

Han pasado más de seis siglos desde el descubrimiento de América; a estas alturas el concepto de colonización debería estar más o menos claro…. ¡y felizmente superado! Craso error. Un día tras otro os empeñáis en ocupar más y más espacio; en colonizar la radio, la prensa, la red, la televisión... Y lo peor es que nosotros os dejamos. No está resultando una correosa batalla, sino un paseo militar con la infantería abriendo paso a los generales y ganando posiciones sin pegar ni un tiro; parecemos indios de la tribu de los cagones... Aunque eso no evita que más de uno –seguramente con sangre azteca en las venas– se vaya reconcomiendo en su cabreo y planee daros la espalda. No os quejéis, dejadle –dejadnos– seguir su instinto; si le faltáis al respeto llamándole pasota o irresponsable aún será peor. Porque yo entiendo que en plena campaña electoral –con las urnas a la vista– la ofensiva sea por tierra, mar y aire; pero es que lleváis demasiado tiempo dando la matraca y enredados en vuestras batallitas de egos. Además, algunos sois mentirosos compulsivos, vendedores de humo, ladrones de sueños y profesionales del ruido más desagradable que existe: el que genera el sectarismo, que es la gran epidemia de este país.

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¿Consenso, diálogo, respeto, empatía...? ¡Ja! Vuestro reino parece que no es de este mundo. Y el fenómeno parece afectar por igual a veteranos lobos de mar que a aguerridos jovenzuelos; el proceso (¡no el 'procés', que también…!) es el mismo: desembarco en la playa, incursión en el bosque, ocupación de poblados, venta de baratijas a precio de oro... y a otra cosa, mariposa. Colonizadores 2.0. Pero, ¿qué herencia les queda a los indígenas-ciudadanos a quienes pretendéis colonizar con tácticas de argumentario y entretenimiento como si se tratara de un martillo pilón? pues un dolor de cabeza insoportable, a menudo bastante confusión, y un hartaZgo que se mastica como aquellos trozos de carne que hacen bola.

En cualquier caso, el problema no es la política, como no lo era el espíritu aventurero de los descubridores de América, sino su afán de conquista; y su codicia. El problema en este caso sois vosotros; porque ellos gritaron “¡tierra!” pero vosotros gritáis “¡votos!”. Me encantaría que después del 26 de junio renunciarais a intentar evangelizarnos y nos echarais una mano. Que para eso estáis, ¿no?