LA CONFERENCIA DE PRESIDENTES

Lo que el viento se llevó

Banderas por los suelos, alfombras rojas y algún encontronazo, en la cumbre del "diálogo"

Banderas autonómicas derribadas por el viento.

Banderas autonómicas derribadas por el viento. / periodico

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Una alfombra roja, las banderas de las 17 comunidades, incluidas la catalana y la vasca, y de dos ciudades autónomas alineadas como fondo del 'photo call' y la vicepresidenta del Gobierno con unos guantes de cuero azul tipo Rita Hayworth en 'Gilda'. Dentro de la seriedad y el tedio que caracterizan a las conferencias de presidentes, el Senado y sus inmediaciones dieron cobijo este martes a varios ingredientes que, salvando las distancias, recordaban las entregas de premios de Hollywood.

Pero el viento empañó la escena. Justo antes de que, en torno las ocho y media de la mañana, comenzaran a llegar los presidentes autonómicos, el aire derribó las enseñas derribóque ondeaban al unísono, lo que provocó un fuerte estruendo. Solo permanecieron en pie las de Melilla Castilla y León. Los fotógrafos captaron el momento (aunque los operarios las colocaron rápidamente en su sitio) y Twitter se llenó de interpretaciones y metáforas sobre cómo se hunde el régimen del 78.

Y no solo el viento rompió el protocolo. Los presidentes autonómicos no desfilaron por la alfombra colocada al efecto en la Plaza de la Marina Española y solo el Rey; Mariano Rajoy; el presidente del Senado, Pío García Escudero, y Soraya Sáenz de Santamaría pisaron ligeramente el tapiz rojo cuando posaron ante los fotógrafos.

BUFFET EN LA BIBLIOTECA

Eso sí, todos llegaron puntuales a una cita, que no se extendió en demasía, pese a que incluyó un desayuno informal con el Monarca, una foto de familia, los discursos de Rajoy y los jefes de los ejecutivos autonómicos, así como la negociación posterior. Los participantes solo pararon a comer durante una hora, un buffet que se sirvió en la biblioteca del Senado y que incluyó varios entrantes, segundos platos y postres como crema de porrusalda, ensalada de capón escabechado, delicias de merluza con pimientos rojos o pastel de chocolate.

Si hace cinco años, en la primera conferencia de la 'era Rajoy', el ambiente fue frío y tenso, especialmente entre Artur Mas y la vicepresidenta, en esta ocasión, quizá precisamente debido a la ausencia de Carles PuigdemontausenciaCarles Puigdemont e Iñigo Urkullu, el buen clima, en términos generales, presidió la reunión. Las palabras "diálogo" y "acuerdos" fueron las más repetidas, tanto por los dirigentes del PP como por los del PSOE. "No he visto planteamientos ideológicos, se notaba que hoy veníamos como presidentes con predisposición al acuerdo", resumió el gallego Alberto Núñez Feijóo.

De hecho, las cámaras captaron conversaciones entre el presidente de Asturias y la gestora socialista, Javier Fernández, con Sáenz de Santamaría, quien además se sentó al lado de la andaluza Susana Díaz. Y no solo hubo complicidad entre dirigentes conservadores y socialistas. También la madrileña Cristina Cifuentes departió unos minutos con la navarra, Uxue Barcos, de Geroa Bai.

LOS ROCES

Al menos en el corto espacio de tiempo que dejaron entrar a los fotógrafos, porque la mayor parte de la cumbre fue a puerta cerrada. Sin luces y taquígrafos, cuentan el presidente del Gobierno de CantabriaMiguel Ángel Revilla, se encaró con la madrileña, por las rebajas impositivas de su región. Varios presidentes, entre ellos Díaz, también criticaron que haya "paraísos fiscales" en España. La falta de armonización fiscal fue uno de los pocos puntos de fricción de la cumbre. Pero Cifuentes y el resto restaron su importancia.

Aun así, no ayudó a relajar la situación el irrespetuoso tuittuit del PP madrileño, que a primera hora difundió una fotografía de la sesión en la que la presidenta madrileña luce sonriente y Díaz con semblante serio acompañada de la siguiente frase: "Cuando disfrutas de tu trabajo y cuando no". La campaña en redes sociales molestó a la presidenta andaluza, quien señaló que no está "para tonterías", pese a que el Ejecutivo de Cifuentes restó importancia al tuit y señaló que no tenía "ánimo ofensivo".