Puigdemont avisa a Rajoy de que el compromiso con el referéndum es "inviolable"

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PILAR SANTOS / MADRID

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El famoso ‘choque de trenes’ está a punto de llegar, según Carles Puigdemont. Ya no es una fórmula retórica que aparece de vez en cuando en las crónicas políticas. El ‘president’ viajó este lunes a Madrid para advertírselo a Mariano Rajoy desde Cibeles, desde el auditorio del Ayuntamiento de Manuela Carmena.  El jefe del Ejecutivo catalán avisó al líder del PP de que le queda poco tiempo para sentarse en la mesa y tratar de acordar los términos del referéndum de independencia. “Haremos una propuesta formal de manera inmediata al Gobierno español. Esperaremos hasta el último momento de la prórroga, pero que no quepa ninguna duda de que si no se articula una propuesta pactada por ausencia de voluntad de diálogo del Estado español, el compromiso del Gobierno catalán con su pueblo es democráticamente inviolable”, declaró ante unas 300 personas.

“Aunque lo intente, el Estado español no dispone de tanto poder para parar a tanta democracia”, llegó a afirmar Puigdemont en un discurso muy duro, intentando demostrar que queda poco tiempo para evitar un grave conflicto institucional. Este lunes se conoció un borrador de la ley de transitoriedad jurídica de la Generalitat que publicó ‘El País’, según el cual si el Estado “impidiera” la celebración del referéndum se realizará “una declaración unilateral de independencia”. Puigdemont no hizo ninguna referencia a esa norma, pero sí se reafirmó en su voluntad de convocar la consulta  (oficialmente antes de que acabe septiembre). Si es sin acuerdo, ya en una segunda fase, hará una nueva propuesta de diálogo al Estado para “implementar el resultado”.

“SENTIDO DE ESTADO”

El ‘president’ denunció la ausencia de “voluntad política” de Rajoy, al que reclamó que tenga “sentido de Estado” para que las demandas “del pueblo catalán” puedan ser atendidas.  Puigdemont llegó a recuperar un episodio de la transición para afearle a Rajoy la falta de altura política: cuando Adolfo Suárez y el rey Juan Carlos permitieron la vuelta del ‘president’ Tarradellas y el restablecimiento de la Generalitat aunque las leyes no lo amparaba.

Tanto el ‘president’ como sus dos teloneros, el vicepresidente, Oriol Junqueras, como el ‘conseller’ de Exteriors, Raül Romeva, insistieron en que la demanda de la consulta es transversal y la exigen también catalanes no indepedentistas.  “Y cuando no les dejas votar es como si no te importase su opinión”, clamó Junqueras, que dibujó una Catalunya tan fuerte económicamente en la que parecería que no hay listas de espera en los hospitales ni escuelas con barracones. Y las hay, lamentablemente. 

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El jefe del Ejecutivo de Junts pel Sí lamentó que ni el PP ni Ciudadanos ni el PSOE (“hasta ayer al menos”, puntualizó)  se avengan a dialogar. Deberían poder hablarlo, dijo, sin que nadie “mandara a la fiscalía a investigar ideas”. 

Puigdemont rechaza la invitación de Rajoy de acudir a debatir al Congreso porque considera que es una “coartada” para justificarse ante los “observadores internacionales”.  Fuentes de la Generalitat afirmaron que la dureza de su discurso se debe a que el ‘president’ cree que no hay tiempo que perder ni “subterfugios” tras los que esconderse para “engañar a la gente”, informa Fidel Masreal.

La conferencia de los tres dirigentes catalanes fue seguida en primera fila por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y miembros de una quincena de embajadas, entre ellas Alemania, Argelia, Eslovenia, Argentina, Irlanda y Noruega. No hubo representantes ni de EEUU ni de Francia ni tampoco de PP, PSOE ni de Ciudadanos.