En Comú Podem decide si juega al doble o nada o se integra en Podemos

Xavier Domènech e Íñigo Errejón formalizan la solicitud del grupo confederal de Podemos, el pasado 19 de diciembre.

Xavier Domènech e Íñigo Errejón formalizan la solicitud del grupo confederal de Podemos, el pasado 19 de diciembre. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Los líderes de En Comú Podem deben tomar este lunes una decisión eminentemente simbólica: si presentan su solicitud en el registro del Congreso como grupo propio o integrados dentro del confederal de Podemos. La disyuntiva puede parecer solamente procedimental, pero tiene una elevada carga de significación política y no está exenta de riesgo. La coalición catalana está convencida de que cumple los requisitos del reglamento de la Cámara baja para formalizarse como grupo propio, pero a la vez intuye que la Mesa le negará esa posibilidad si llega a presentarla. Como el órgano que regula el Parlamento está dominado por una mayoría conservadora -PP y Ciudadanos-, Xavier Domènech sabe que la interpretación de la normativa será especialmente estricta con su coalición y que le denegarán la solicitud. De ahí su empeño -frustrado- de presidir el Congreso.

Con el dominio conservador en la Cámara, surge la duda. Formalmente, una vez tumbada la solicitud, la Mesa puede adjudicar a esos diputados directamente al grupo Mixto, lo que sería una mala noticia para ellos. Los parlamentarios catalanes desean, si no les conceden tener voz propia en el Congreso, integrarse como un subgrupo dentro de Podemos. Pero no tienen claro que esa mayoría del PP y C's no les juegue la mala pasada de desestimar su opción y obligarles a sumarse al Mixto directamente. La determinación es algo arbitraria y depende de la voluntad de los miembros que controlen la Mesa, porque en algunas ocasiones han permitido al partido rechazado elegir una segunda opción.

Tras las elecciones de diciembre, temiendo que les penalizaran con enviarlos directamente al Mixto, En Comú Podem se registró directamente dentro del grupo de Podemos, a dos minutos de que expirase el plazo permitido, tras tensas discusiones entre el partido morado y sus alianzas territoriales. Las fotografías del aquel instante muestran a Íñigo Errejón y Domènech sonrientes, ante un reloj situado en el límite legal, pero ninguno de los dos tenía motivos para la alegría. 

LOS VALENCIANOS, AL MIXTO

Los socios valencianos tuvieron entonces la sensación de que el partido morado no había luchado todo lo necesario para que sus aliados tuviesen grupo propio y, en la repetición de elecciones del 26-J, los satélites incluyeron en sus acuerdos condiciones más duras. La candidatura A la valenciana, fiel a ese pacto, se inscribió el pasado viernes como grupo propio, a sabiendas de que se lo denegarían. Si no pueden tenerlo, los diputados que pertenecen a Compromís prefieren ir al Mixto que integrarse en el de Podemos. Los podemistas valencianos todavía no han decidido qué harán en ese momento: irse con sus compañeros territoriales o con sus compañeros de partido al grupo confederal. Cuando tuvieron que hacer esa elección, en enero, se vivieron momentos de elevada confrontación por la presión de la dirección de Podemos, que les exigió cerrar filas e incorporarse al confederal.

Dolidos con aquella tensión, los diputados de Compromís exigieron esta vez a Pablo Iglesias por escrito que Podemos inicie una batalla legal "hasta el Tribunal Constitucional" para defender que los socios territoriales de Podemos tengan grupo propio en el Congreso. Las alianzas ya han explicado que están dispuestas a renunciar a los beneficios económicos que conlleva esa independencia.