comisión de investigación parlamentaria

Mas logra escabullirse

Artur Mas junto a David Fernàndez, ayer en la comisión del 'cas Pujol', en el Parlament.

Artur Mas junto a David Fernàndez, ayer en la comisión del 'cas Pujol', en el Parlament.

RAFA JULVE / BARCELONA

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En su discurso de investidura como 129º presidente de la Generalitat, el 20 de diciembre del 2010, Artur Mas pronunció el nombre de Jordi Pujol una sola vez. Aquel día, el jefe del Govern hizo un repaso elogioso de los mandatarios que le habían precedido y definió a su mentor como "el presidente constructor de la Catalunya moderna, promotor del respeto y del buen nombre de Catalunya". Siete días después, en el acto de toma de posesión, el líder de CiU volvió a mencionar a su padre político. Primero, para agradecerle su presencia en el Parlament. A continuación, para tomarle prestada la famosa expresión del 'avui no toca' y defender que aquel día sí tocaba hablar sus sentimientos (ser 'president' fue para él ver cumplido "un sueño"). Finalmente, para recordar que una década atrás Jordi Pujol le otorgó "su confianza" nombrándolo 'conseller en cap'.

Ni Jordi Pujol estaba presente ayer en la sala de grupos de la Cámara catalana ni nadie le esperaba. Sí que asistieron en cambio un nutrido grupo de diputados nacionalistas y altos cargos de CiU y del Govern. La vicepresidenta Joana Ortega, el secretario general de Presidència, Jordi Vilajoana, el portavoz Francesc Homs y la cúpula convergente hicieron piña para arropar a Mas el día en que vio algo incordiado su sueño de presidir la Generalitat al tener que ser el primer jefe del Ejecutivo catalán que diera explicaciones en una comisión de investigación; en su caso, la surgida por los escándalos que salpican al hombre que fundó CDC y a su entorno familiar y político. Fue un mal trago de cuatro horas largas que Mas sorteó negando la mayor --no conoce ningún caso de corrupción en sus filas-- y trufando sus respuestas de notas íntimas con las que quiso apuntalar su afirmación de que no tiene nada que esconder. Una estrategia de defensa sin respuestas novedosas pero muy práctica para capear el temporal.

El actual líder de Convergència pronunció el nombre de Jordi Pujol más de 20 veces durante la comparecencia, que inició el propio Mas con un 'spoiler' de toda su intervención. A saber: que él no supo de la fortuna oculta de los Pujol hasta el día de la confesión del 'expresident', el 25 de julio del 2014, y que su Govern se ha puesto las pilas para combatir la corrupción impulsando todas las medidas que se comprometió a llevar a cabo en pos de la transparencia. De lo primero, los únicos apuntes relevantes fueron que Jordi Pujol y Mas se reunieron aquel 25 de julio a las ocho de la mañana en la sede de CDC y que el exjefe del Govern le mostró a su sucesor el texto que iba a hacer público. "Lo supe aquel mismo día... No le pedí que no lo hiciera público pese al perjuicio que podía causar en el partido, la institución [la Generalitat] y en mí mismo", alegó. Solo le pidió que lo comunicara por la tarde porque por la mañana estaba previsto anunciar los nuevos cargos directivos de Convergència.

LA CUENTA DEL PADRE

Evitó Mas las estridencias de su mentor ante los diputados el pasado 26 de septiembre. Solo se le vio un poco desencajado cuando el líder del PSCMiquel Iceta, le preguntó sobre una cuenta corriente que tuvo en Liechtenstein su padre, Artur Mas Barnet. Sobre esa cuestión --que también plantearon el PPCCiutadans e ICV-EUiA-- el 'president' admitió que conocía de la existencia de aquellos fondos incluso antes de ser 'conseller' de Economia, pero insistió en que nunca sacó rédito de aquel dinero pese a poder ser beneficiario. "Ni yo ni mis hermanos vivos recibimos un euro de aquella herencia. Excepto una hermana mía que dispuso de una pequeña parte en forma de un pequeño terreno en un municipio del Maresme", subrayó. El dinero, agregó después, lo recibió su madre tras fallecer su progenitor en el 2012.

También insistió en que ni él ni su mujer tienen cuentas en el extranjero. Y lo hizo con el mismo ímpetu con que intentó desvincularse de cualquier actitud delictiva de personas de su entorno. No renegó de Pujol, su "padre político"; tampoco negó sus cordiales relaciones con el excargo de CiU Lluís Prenafeta o con Jordi Pujol Ferrusola (aunque nunca hubo cena con sus parejas respectivas), pero quiso desmarcarse de lo que otros hicieran bajo mano: "A mí la gente no viene a explicarme irregularidades como si fuera un confesionario".

EL 'CASO ITV' Y EL 'CASO PALAU'

Tres cuartos de lo mismo expuso en torno al 'caso ITV' y al 'caso Palau'. En cuanto al primero y a su papel de mediador a instancias de Oriol Pujol, Mas señaló que él hace lo posible para tratar de salvar puestos de trabajo y siempre piensa en la buena fe de quien se lo propone. En cuanto al segundo, se mostró convencido de que se demostrará que CDC no obtuvo dinero de comisiones a través del Palau de la Música y prometió que, en el caso de que así fuera, devolverá todo el montante.

Salvo en las menciones a la cuenta de su padre en el extranjero y en los choques (ya de rigor) con Alicia Sánchez-Camacho, Mas logró evitar grandes gestos de tensión más allá de alguna mueca. Hubo momentos incluso en los que sacó pecho. Como cuando habló de las medidas anticorrupción aprobadas por su Ejecutivo o cuando anunció que la Agència Tributària de Catalunya ha iniciado una investigación a raíz de la confesión de Pujol. En ese punto --y cuando dijo que si resulta imputado será por "poner las urnas" y no por llevarse dinero-- no pudo reprimir alguna alusión velada a otro de sus sueños: el proceso soberanista.