LA LACRA DE LA CORRUPCIÓN

Las coartadas de Pujol júnior

Jordi Pujol Ferrusola, a su llegada al Parlament, el pasado lunes.

Jordi Pujol Ferrusola, a su llegada al Parlament, el pasado lunes.

RAFA JULVE / JOSE RICO / BARCELONA

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La imagen lo decía todo. Hacia las 23.45 horas del lunes, Jordi Pujol Ferrusola y su abogado abandonaban el Parlament en taxi, sonrientes y comentando la jugada. El hijo del 'expresident' había empachado durante cuatro horas a los diputados de la comisión de investigación con un aluvión de palabras y había logrado zafarse con su verborrea de las cuestiones más espinosas él. Estas son las principales cuestiones que se abordaron en su comparecencia.

LA CONFESIÓN DEL PADRE

De puntillas por el supuesto legado

El hecho que motivó la investigación parlamentaria, la revelación por parte del fundador de CDC de que ocultó fondos en el extranjero durante 34 años, fue en el que menos se detuvo su hijo mayor. Lo más novedoso que explicó Pujol júnior fue que le propuso a su padre asumir él la confesión ya que fue quien gestionó esa fortuna a partir de los años 90, pero afirmó que su progenitor insistió en ser él quien diera la cara por «responsabilidad» con la familia. Siguiendo la tesis familiar, sostuvo que aquel dinero fue una 'deixa' de su abuelo Florenci.

También explicó que se enteró del «legado» en 1980 y aseguró que este procedía del intercambio de divisas pero desconocía el curso bancario que había seguido el capital. Hubo momentos en que dijo que se hizo cargo de los fondos desde 1990. En otros, desde 1992. Otra frase con incógnita fue cuando comentó: «Desde el 92, yo los he administrado (los fondos) durante una época». Por lo demás, se limitó a explicar que dará «primicias» al respecto cuando declare ante la jueza el 26 de marzo.

EL CAPITAL PERSONAL

En paraísos fiscales por culpa del banco

Nada menos que Belén Esteban fue el ejemplo que utilizó Pujol júnior para explicar que si su dinero aparece en paraísos fiscales no es porque él lo manejase, sino porque lo hacía su banco, el BBVA. «Belén Esteban decía: 'Ay. Yo también tengo cuentas en las islas Caimán», le atribuyó Pujol Ferrusola, que matizó que eso no era verdad porque la colaboradora de 'Sálvame' «tiene su dinero en Bankia y Bankia tiene un producto en las islas Caimán». Lo mismo que, arguyó, hizo su oficina del BBVA en Barcelona, que hacía y deshacía con sus cuentas mediante «productos preferentes» que contrataba, pero que desconocía dónde estaban depositados. «Eso no quiere decir que sea legal, pero yo no he operado nunca desde paraísos fiscales», pretextó.

¿Es verosímil esta versión? Fuentes del sector financiero confirmaron a este diario que es posible adquirir productos bancarios emitidos en paraísos fiscales sin ser consciente de ello. Y no solo los grandes patrimonios. Así pasó con las participaciones preferentes adquiridas por cientos de miles de pequeños ahorradores. Cosa distinta son las cuentas. Salvo que un empleado incumpla las normas, las entidades no pueden abrir cuentas a los clientes en paraísos fiscales sin su permiso, ni mueven dinero entre cuentas de territorios opacos sin recibir su orden, informa Pablo Allendesalazar.

LOS CONTACTOS

Un «dinamizador» amigo de Artur Mas

Jordi Pujol Ferrusola dijo no tener dotes de mando. Tampoco se ve capaz de trabajar en equipo. Ni siquiera se considera un empresario. A su trasiego empresarial lo llamó «dinamización económica», término que reconoció haberse inventado para definir una labor que consistía en usar sus contactos para poner en marcha empresas y allanar negocios, confiando en haberlos usado siempre «lícitamente». Explicó que en todo momento actuaba «a riesgo», pero que «cuando demostraba que funcionaba» en el negocio pedía alguna «ventaja», lo que podía incluir el anticipo de una comisión.

Lo que negó contundente es haber formado parte de la «administración de CDC» y haber cobrado alguna vez de la Generalitat. Esa fue, dijo, una línea roja que se fijó para «no reventar el legado» de su padre. Admitió que su apellido «ayudaba», aunque rechazó que se aprovechase de él y subrayó que en otras ocasiones le ha perjudicado. Para Pujol júnior, Artur Mas no era un contacto. Era y es un amigo con una «conexión íntima, intelectual y espiritual» -que el 'president' negó dos semanas atrás- y a él le dejó este recado: «Sé que puedo contar con él. El día que lo necesite me atenderá. Nunca me ha fallado».

GESTIONES EN SURAMÉRICA

Las inversiones en el puerto de Rosario

La última polémica que ha trascendido en torno a Pujol júnior tiene su epicentro en Argentina. En el 2007, cuatro años después de que Mas la inaugurara, el primogénito compró la empresa responsable de unas obras de ampliación del puerto fluvial de Rosario, operación que resultó un fiasco para las empresas tarraconenses que se implicaron. Según su declaración, invirtió por recomendación de su «amigo» 'Luigi' (Lluís Badia), que entonces presidía el Port de Tarragona y había logrado la concesión del proyecto en el 2002 formando una sociedad con Inter Rosario Port Service. Aquí es donde entra en escena Pujol Ferrusola, que compró el 70% de la compañía al empresario argentino Guillermo Salazar, a quien sus socios tarraconenses acabaron llevando a los tribunales por desavenencias en la gestión. Ante los problemas jurídicos y económicos, el vástago del 'expresident' y su mujer, que se hizo con el 30%, recurrieron a una ampliación de capital.

COPISA

Hacer negocio con el espantajo del tripartito

Se habló de otras empresas como Isolux, pero la que más jugo dio fue Copisa. Marc Vidal (ICV-EUiA) recordó que esta constructora le abonó a Pujol Ferrusola «3,7 millones de euros entre el 2005 y el 2009» por sus trabajos de «dinamizador». En noviembre, el directivo de esa compañía Xavier Tauler -amigo de Pujol júnior- declaró como imputado en la Audiencia Nacional y admitió que algunos contratos con el hijo del 'expresident' no los podía acreditar con documentos porque se hacían de forma «verbal». Pujol Ferrusola así lo reconoció también ante el Parlament, donde dijo que sus emolumentos con Copisa no fueron por conseguirle adjudicaciones públicas, sino por asesorarle para diversificar el negocio.

La razón del cambio de estrategia: desmarcarse del «problema» que suponía «la entrada del tripartito». Y ahí saltó la liebre, porque Oriol Amorós (ERC) le acusó de vincular «política y adjudicación». El primogénito lo negó, aunque antes había asegurado que «todas las empresas que durante la época de Pujol crecieron de manera considerable con las adjudicaciones, durante el tripartito estuvieron penalizadas». Amorós le dijo entonces que Mas defiende lo contrario, pero el insistió en que, en porcentaje del reparto de obra pública, su afirmación era la correcta.

TIVISSA

Un millón de euros de beneficios en un año

El primogénito de los Pujol también relató sus negocios en Tivissa (Ribera d'Ebre) a través de otra de sus empresas, Active Translation, que no supo aclarar si aún funciona. Admitió haber invertido 800.000 euros para la ampliación del vertedero municipal y luego revendido la instalación a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) por tres millones de euros, cuando la inversión total fue de dos millones. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía sospecha que se trata de otra comisión encubierta. Cuando Amorós le preguntó si no le parecía excesivo un beneficio de un millón de euros en solo un año, Pujol Ferrusola justificó: «El que corrí el riesgo fui yo, no FCC». El compareciente aprovechó para acusar al 'exconseller' de Medi Ambient Salvador Milà (ICV), que dio la autorización definitiva al proyecto, de haberles impuesto unas «obligaciones draconianas, fuera de la ley», por motivaciones políticas.

EL TREN DE VIDA

La colección de 13 coches y 4 motos

«[El de mi hijo] no es mi estilo. Yo tardé 20 años en cambiarme el coche», dijo el padre. «[Mis hijos] van con una mano delante y otra detrás», le contradijo la madre, quien añadió que su hijo mayor compró un Ferrari «desballestado». Pero no solo tiene un Ferrari, sino un parque móvil de 13 coches y cuatro motos: un Lotus L; un Mercedes Pagoda 230, un Porsche 356; un Lamborghini Miura; un Seat 600; un Ferrari F40, un Jaguar E; un Porsche Targa; un Ferrari 328; un Lamborghini Diabolo; un Mercedes Benz McLaren, un Ferrari Testarrosa; un Nissan Navara 'pick up'; una Bultaco Sherpa; una Bultaco Metralla MK2, una Ossa Mick Andrews y una Suzuki scooter 150.

Pujol Ferrusola, que también dijo tener una casa en la Cerdanya, alegó que varios vehículos los compró a precio de ganga a gente que «derrapaba» por la crisis económica. Otros los adquirió baratos porque estaban en muy mal estado y un tercer grupo sí está «bien». Rechazó eso sí que vaya alardeando por Barcelona y aseguró que tiene los coches guardados en una nave de Teià (Maresme).