El estado de las finanzas públicas

CiU apoya los ajustes de Rajoy para blindar el aval del PPC al presupuesto

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asiste desde su escaño al debate de convalidación de su plan de ajustes, ayer en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asiste desde su escaño al debate de convalidación de su plan de ajustes, ayer en el Congreso.

FIDEL MASREAL / BARCELONA
JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Elpresident,Artur Mas, sostiene que no cometerá el mismo error que Jordi Pujol en el 2000. Entonces, el líder nacionalista optó por gobernar apoyado por el PPC a cambio de avalar en Madrid a un José María Aznar con mayoría absoluta. Pues bien, la jornada de ayer tuvo algo de revival. Pese a que el Gobierno de Rajoy no necesitaba ni a CiU ni a ningún otro grupo para aprobar su duro plan de ajustes, la federación nacionalista le brindó sus votos. Oficialmente, por «responsabilidad en tiempos de crisis», pero, básicamente, para garantizar que la semana que viene, el PPC no vete en el Parlament los presupuestos de Mas para el 2012.

Elde CiU es especialmente soprendente si se recuerdan varios precedentes. Hace 20 días, los nacionalistas votaron contra la investidura de Rajoy porque no atisbaron ni una brizna de receptividad al objetivo estrella de Mas, el pacto fiscal. El pasado lunes, elconseller de Economia, Andreu Mas-Colell afirmó que la principal medida del recorte de Rajoy, la subida del impuesto de la renta, hace que «la situación se pueda convertir en asfixiante para Catalunya», donde el tipo máximo del IRPF asciende al 56%. El pasado martes, el propio Rajoy incomodó a la Generalitat al atribuir buena parte de la desviación del déficit a las autonomías. Y ayer mismo, elNew York Timespublicaba una carta de Mas-Colell avisando de que, en España, hay «tentaciones de retroceder en el tiempo» con la excusa de la crisis.

DISCREPANCIAS EN CDC / Este conjunto de recelos invitaban a CiU a abstenerse respecto al duro ajuste del Gobierno central (congelación de sueldo de funcionarios, suspensión de la ley de dependencia en los casos menos graves, recorte del gasto en 8.900 millones, subida de pensiones solo del 1%, desgravación por vivienda, etcétera). El abrazo a Rajoy incomodó a más de un dirigente y diputado de Convergència, ya que consideran que el apoyo de los populares a los presupuestos era factible sin tener que votar a favor de un plan que puede «asfixiar» a Catalunya.

En cambio, fuentes de la dirección del PPC revelaron que su nivel de exigencia en la negociación con CiU dependía de la actitud que adoptara ayer el grupo de Josep Antoni Duran Lleida en el Congreso. Los populares recuerdan que a Rajoy le disgustó notablemente el rechazo a su investidura. Ahora ofrecen toda su disposición a hablar de las cuentas.

Por si había dudas de que se trataba de unquid pro quo, lo dejó clarísimo el diputado de CiU, Josep Sánchez Llibre: «Esperemos que el PP de Catalunya también pueda estar a la altura», confesó en declaraciones a la COPE. Pero los descontentos en CDC creen que debería haber algo más a cambio, como compromisos de Rajoy respecto a los 759 millones de euros que debe el Estado a Catalunya. Fuentes de la Conselleria d'Economia se limitaron a afirmar que los contactos entre Mas-Colell y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, son habituales estos días.

El Gobierno central salió enormemente satisfecho del hemiciclo. Uno de sus miembros, al terminar la sesión, se preguntó si había algún otro Ejecutivo europeo que hubiese aprobado medidas tan difíciles e impopulares con tanto apoyo parlamentario. «No», se contestó a sí mismo. La votación se saldó con 197 votos a favor, 138 en contra y cuatro abstenciones, en un debate mucho más falto de músculo que cuando, en la pasada legislatura, el Gobierno socialista sacó adelante otras medidas de ajuste. Primero, porque la mayoría absoluta del PP es abrumadora. Y segundo, porque el principal partido de la oposición, el PSOE, se encuentra en situación de interinidad hasta el congreso de febrero.

Aun así, el portavoz provisional socialista, José Antonio Alonso, fue duro en el contenido, si bien no en las formas. Acusó al Gobierno de castigar a las clases medias y trabajadoras, de llevar a España a la recesión y al aumento del paro, de tener un presidente que no daba explicaciones -Rajoy asistió en silencio al debate desde su escaño-, y de mentir a los ciudadanos. Alonso aseguró que el PP conocía los datos del déficit (que superan el 8% pese a que debían ser del 6%), que ya tenía trazadas las medidas y que las ocultó en la campaña electoral solo para llegar a la Moncloa.

UN AJUSTE «MODERADO» / Pero el ministro Montoro, tras juzgar el ajuste como «moderado y equilibrado», respondió de la misma forma al PSOE. Quien ha mentido, señaló, fue el anterior Gobierno, que conocía «sobradamente» el desvío del déficit y «no fue capaz de explicarlo». Solo que ese desvío, como han afirmado tanto Montoro como Rajoy, proviene en su mayor parte de las autonomías, casi todas gobernadas por el PP.

El resto de la izquierda rechazó contudentemente el ajuste. IU-ICV denunció la falta de propuestas para la creación de empleo. Y ERC aprovechó para reclamar el derecho de los catalanes a votar si quieren «salirse del sistema».