Barómetro Político de Catalunya del GESOP

CDC conseguiría casi los mismos escaños yendo sola que con Unió

RAFA JULVE
BARCELONA

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Quien más debería ponerse a temblar ante una hipotética ruptura de CiU es Unió. Convergència, en cambio, no tendría siquiera por qué llevarse la medalla de plata del nerviosismo. Si la federación nacionalista se separara tras años de tensiones que aparecen y desaparecen públicamente cual Guadiana, el segundo partido que más motivos tendría para preocuparse sería el PPC, que sufriría una fuga de electores.

En CDC podrían tomárselo con más calma, dentro de las pésimas perspectivas que les dan los sondeos. Según el último Barómetro Político de Catalunya, CiU obtendría en unas elecciones al Parlament 29 o 30 diputados, 20 menos que en la actualidad. Si ambos partidos concurrieran cada uno por su lado, el que preside Artur Mas obtendría prácticamente el mismo resultado, entre 27 y 29 escaños, mientras que el que lidera Josep Antoni Duran Lleida solo lograría seis o siete. Sería la octava fuerza, solo por delante de la CUP.

La extrapolación efectuada por el  Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) determina que, lejos de afectar a ERC, la ruptura de CiU asentaría a los republicanos en el liderato. Esquerra, que captaría al 21% de los antiguos votantes nacionalistas más por la situación política y económica de Catalunya que por la crisis de sus socios parlamentarios, se alzaría con 39 o 40 diputados. Sería el PPC, detrás de Unió, quién más caro pagaría el divorcio.

PERFIL ANTISOBERANISTA / Si nos fijamos en la transferencia de voto, solo el 4,6% de los electores de CiU afirman que se decantarían por UDC, que registra una intención directa del 2,6% frente al 11% de Convergència (que retendría al  37,7% de los suyos) y el 11,6% del conjunto de la federación. El mayor granero en el que se granjearían simpatías los democristianos no sería por tanto ese, sino el de los populares. Lo demuestra que el 13% de quienes apostaron por Alicia Sánchez-Camacho en el 2012 responden ahora que se pasarían a Unió si se separara de CDC. Eso conllevaría que el PPC se quedara en 8 o 9 diputados, 10 u 11 menos que los actuales y 4 o 5 menos que si CiU continuara inalterable.

El mismo comportamiento seguirían el 7% de los electores de Ciutadans y el 3,1% de los socialistas. Por tanto, el perfil contrario a la independencia se impondría rotundamente en el colectivo de catalanes que darían su apoyo al partido de Duran, mientras que el de Albert Rivera bajaría en intención directa de voto. Como el PSC, que incluso se quedaría en 10 escaños, la mitad que en la actualidad.

LAS CUITAS DE DURAN / El trabajo de campo de la encuesta se llevó a cabo del 16 al 18 de junio, una semana después de que este diario informara de que el dirigente democristiano se plantea dejar su cargo de número dos de CiU e incluso encabezar una candidatura a presidir la Generalitat si Mas convoca unos comicios plebiscitarios. Es decir, la nueva crisis en la federación estaba muy reciente y no pasó desapercibida para los encuestados: el 43,3% consideran que la alianza se acabará rompiendo (frente a un 35% que afirman lo contrario) y el 39,6% ve bien que Duran abandone sus responsabilidades en esa coalición, contra el 16,8% que piensa que sería malo.

Buceando un poco más en la primera de esas dos afirmaciones, son los electores del PPC (el 63%) quienes están más convencidos de que la relación entre Unió y Convergència se irá al traste. Así lo piensan también el 35,4% de los simpatizantes de CiU, aunque hay un 46,3% de correligionarios nacionalistas que opinan lo contrario. Curiosamente, los que menos posibilidades de ruptura atisban son los partidarios de ICV-EUiA (el 34,3% creen que se consumará la separación y el 48,6% piensan que no será así).

LA DIMISIÓN Y SUS TIEMPOS / En cuanto al hipotético cese de Duran en la secretaría general de la federación, los votantes de la CUP (el 66,7%) y los de ERC (56,8%), es decir, los que apoyan a las fuerzas más netamente independentistas del arco parlamentario, son quienes aplauden con mayor énfasis que el dirigente democristiano se aparte parcialmente de sus labores políticas (su intención sería mantenerse como presidente del grupo de CiU en el Congreso). En el flanco contrario, a quienes peor les sentaría que se consumara esa decisión sería a los simpatizantes del PSC (el 30,9% lo verían mal), mientras que, entre los de CiU, el 37,7% opinan que estaría bien y al 26,9% no les gustaría. El resto no se moja.

En esta decisión -que por ahora no es más que un conato- también jugarían un papel muy importante los tiempos. En este sentido, el 43,1% de los entrevistados creen que Duran debería dimitir ahora, frente al 32,3% que opinan que tendría que hacerlo después de la consulta prevista para el 9 de noviembre (de nuevo, los votantes de ERC y de la CUP son quienes más prisas tienen).

En todo caso, el 41,1% de los encuestados consideran que no afectaría a la celebración del plebiscito, el 19,9% sospechan que lo perjudicaría y el 18,5% piensan que incluso lo beneficiaría.