Camps logra sabotear su comparecencia en el Congreso por la corrupción del PP

Francisco Camps, este martes a su llegada al Congreso de los Diputados.

Francisco Camps, este martes a su llegada al Congreso de los Diputados. / periodico

Juan Ruiz Sierra

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Francisco Camps dejó en el 2011 sus responsabilidades políticas al verse implicado en casos de corrupción, pero estes martes, durante su comparecencia en el Congreso, se comportó como si continuara allí, al frente de la Generalitat y el PP de Valencia. Como si su presencia en la comisión que investiga la financiación de su partido no tuviera ningún motivo. Camps fue casi un diputado conservador más. 

Desde que se puso en marcha, los populares han intentado reventar las sesiones del organismo. Daba igual que quienes acudían a él fuesen policías, políticos, periodistas o miembros de la 'trama Gürtel'. Su éxito durante estos meses ha sido dispar, pero el PP contaba esta vez con un arma distinta: el propio compareciente. Camps lo negó todo, dijo no saber nada de la presunta financiación irregular y por el camino interrumpió constantemente a los portavoces por cuestiones, en muchos casos, nimias.

Por ejemplo, la forma de referirse a la Comunidad ValencianaEster Capella, de ERC, comenzó a llamar al territorio País Valencià, una expresión común pero no oficial. Camps lo vivió como un ultraje. "El País Valenciano no existe, no sé si usted lo sabe", dijo; "no puedo soportar este insulto", añadió; "usted viene aquí a insultar a todos los valencianos, es dolorosísimo para mí", insistió. Y así es cómo se negó a contestar a las preguntas de la republicana, hasta el punto de que el presidente de la comisión, Pedro Quevedo, le rogó que reconsiderara su posición.

"¡Pues que no diga País Valenciano!", gritó Camps.

Aquello parecía un berrinche, la teatral salida de tono de un dirigente al que sus colaboradores suelen definir como "impulsivo", pero todo formaba parte de una estrategia más amplia. En el fondo, daba igual que se tratara del País Valenciano o de cualquier otro asunto. Imputado en tres causas distintas y absuelto por el llamado caso de los trajes (en el que se le atribuía haber aceptado prendas de vestir de las empresas de Francisco Correa, cerebro de la 'trama Gürtel'), Camps jugó a sabotear su propio testimonio y ganó, impidiendo el desarrollo normal de la comisión.

Las palabras de Costa

Ni siquiera la reciente declaración de Ricardo Costa, exsecretario general del PP valenciano, le hizo mella. Hace dos semanas, durante el juicio en la Audiencia Nacional sobre la rama valenciana de la 'Gürtel' (juicio al que el expresidente acudirá el miércoles como testigo), Costa colocó a Camps al frente del sistema por el que el partido "se financiaba con dinero negro".

"Puedo asegurar que no es así. Durante nueve años, Costa dijo lo contrario. Yo, en cambio, siempre he dicho lo mismo", se defendió Camps.

Si le preguntaban por su relación actual con Mariano Rajoy, que en el 2009 señaló que siempre iba a estar "detrás o delante" de él, contestaba que podía "notar el cariño del presidente". Si por la financiación del PP valenciano, respondía que ese es "un tema" al que no ha "dedicado ni un segundo" de su "vida". Si por sus vínculos con los empresarios, señalaba que esa nunca ha sido su "vocación política". A él lo que le "importaba" eran "los colegios, los hospitales y que el catalanismo no llegara hasta donde ha llegado ahora". A menudo trufaba sus intervenciones con denuncias al PSOE, porque para Camps son los socialistas y su Gobierno de coalición con Compromís quienes han convertido a la Comunidad Valenciana "en un cenagal".

Por una vez, los diputados populares permanecieron en completo silencio, sin intentar entorpecer la sesión. Camps, que acabó siendo aplaudido en su intervención final, lo hizo por ellos.