COMPARECENCIA EN LA 'COMISIÓN PUJOL'

Bárcenas torea al Parlament y calla en los asuntos más jugosos

Luis Bárcenas se dirige a los diputados a través de una videoconferencia, ayer, en el Parlament.

Luis Bárcenas se dirige a los diputados a través de una videoconferencia, ayer, en el Parlament.

RAFA JULVE / JOSE RICO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A través de una pantalla, esa que tanto ha acostumbrado a usar su exjefe Mariano Rajoy a lo largo de esta legislatura, Luis Bárcenas compareció este lunes en la 'comisión Pujol' del Parlament para reírse (si se quiere, en sentido figurado) de los diputados. Como mínimo, les toreó. Desde un despacho de Madrid -alegó que no podía desplazarse a Barcelona porque tenía que 'fichar' en la Audiencia Nacional-, el extesorero del PP inició su intervención por videoconferencia haciéndose el ingenuo, afirmando que no sabía por qué le habían citado. «Para no hacerles perder el tiempo, […] no tengo nada que aportar desde mi experiencia», empezó. «No soy experto en paraísos fiscales», remató intentando mostrar su asombro por la convocatoria.

A partir de ahí, el exsenador popular recurrió a su «derecho constitucional a no declarar» en los temas más jugosos, incluidos sus famosos papeles en los que salpicaba a más de medio partido, y lo circunscribió a su «legítimo interés personal de defensa». Solo se le escaparon algunos comentarios en las dos horas y media de interrogatorio. Como cuando aseguró que las cuentas a su nombre en Suiza eran solo suyas y que estas no tienen nada que ver con la corrupción ni con una financiación ilegal del PP, sino que son fruto de sus «actividades profesionales». «No sé si he tenido fortuna o si he sido hábil para gestionar el dinero», se jactó antes de proclamar que no se siente «cabeza de turco de nada».

ÚNICAS PULLAS, A COSPEDAL

Varios diputados le afearon que sí hablara cuando compareció (por videoconferencia desde la prisión de Soto del Real) ante el Parlamento balear. Entonces volvió a enfangar al PP y habló de contabilidades paralelas y pagos bajo mano. Este lunes dejó apagado el ventilador, lo que propició que todos los partidos salvo el popular le acusaran de pactar su silencio con los conservadores e Isabel Vallet (CUP) hasta le preguntó si le pagan el abogado. Él lo negó todo («ojalá», se rió sobre lo segundo) y siguió haciendo mutis. Solo dejó dos recados: uno suave para Rajoy («Luis es fuerte siempre, con ese SMS [que le envió el presidente] o sin ese SMS») y otro un poco más cargado de pimienta para su siempre odiada María Dolores de Cospedal. «Yo no era el administrador del partido. El responsable último de la administración del partido es el secretario general». Es decir, el tesorero hace lo que ordena el número dos del partido.

Ningún mensaje más al PP y sí a la política catalana. Bárcenas -que dijo no conocer ni tener «ninguna relación» con la familia Pujol cuando el popular Santi Rodríguez trató de encontrar oro con esa pregunta- reiteró que los delitos que a él se le imputan solo responden a un supuesto fraude fiscal y no a la corrupción. «Corrupción política es, como ustedes saben, lo del 3% [en comisiones]», ironizó. Y aseguró que «el PP recibía donaciones de los empresarios a cambio de nada salvo cariño».

Esa respuesta volvió a provocar risas de incredulidad entre los diputados, algunos de los cuales no dudaron en reprochar a Bárcenas su actitud. Especialmente duro fue Joan Mena (ICV-EUiA), que le mostró al exsenador aquella foto en que hacía la peineta a los periodistas y le acusó de estar haciendo lo mismo con la Cámara. «Nos está haciendo la 'butifarra'», le espetó. «A usted la gente lo considera el mayor chorizo de España», le soltó airado. Entonces, el extesorero le llamó «impertinente», le acusó de quererse ganar un minuto de fama en la tele y advirtió: «Si perdemos la corrección vamos por mal camino. Yo la intento mantener siempre en mi vida».

HERVÉ FALCIANI

Más sosegada fue la intervención (también por videoconferencia) de Hervé Falciani. El exinformático del banco HSBC denunció que «los bancos trabajan juntos y se tapan entre ellos» y por eso reclamó «un mayor intercambio de información para acabar con la opacidad del blanqueo de capitales». Sobre las normas internacionales que se están impulsando para acabar con el fraude fiscal, Falciani se mostró pesimista («no acabarán con el fraude fiscal»), mientras que situó a España en tercer lugar en este tipo de delitos tras Alemania e Italia.