el debate soberanista

Los 'match ball' de Artur Mas

Artur Mas y dirigentes de los partidos proconsulta, en octubre del 2014 en el Palau de la Generalitat.

Artur Mas y dirigentes de los partidos proconsulta, en octubre del 2014 en el Palau de la Generalitat. / periodico

RAFA JULVE / BARCELONA

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El 27 de septiembre concluirá el tiempo reglamentario del partido. Entonces se verá el resultado y si hay prórroga y penaltis, pero por el momento hay un jugador que ha logrado despejar todos los balones que han llegado a su portería, tanto desde el Gobierno central como desde el bloque soberanista. La lista unitaria con la presencia de políticos (y la única ausencia relevante del CUP) es el último envite que ha sorteado el 'president' Artur Mas.

LA PREGUNTA DEL 9-N

El enunciado que mantuvo la unidad

Desoyendo las amenazas procedentes de Madrid, el jefe del Govern se mantuvo firme en la idea de convocar una consulta de autodeterminación y el 12 de diciembre del 2013 anunció la fecha y la pregunta. Lo hizo en el Palau de la Generalitat, arropado por dirigentes de ERCConvergènciaUnióICV-EUiA y la CUP, después de superar unas fuertes turbulencias. Esquerra y la CUP, así como la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), habían exigido una fórmula a la escocesa; «una sola y clara pregunta», había insistido el republicano Oriol Junqueras. Sin embargo, en aras del consenso, los miembros de este sector aceptaron el enunciado doble ideado en exclusiva por Mas, con el que se evitaba que Unió e Iniciativa se descolgaran de la hoja de ruta (eso ya vendría más adelante) al incluirse en la papeleta la posibilidad de defender posturas de tipo federal o confederal.

LA CONSULTA ALTERNATIVA

El desmarque del «proceso participativo»

El Gobierno central y sus recursos ante el Tribunal Constitucional impidieron que se celebrara la consulta tal y como la habían pactado los partidos soberanistas. El 13 de octubre del 2014, en una de las muchas reuniones y cumbres que coparon la política catalana aquellos días, el president se desmarcó con otro 'dribling' y planteó la alternativa de celebrar un «proceso participativo». ERC, ICV-EUiA, la CUP y la ANC pusieron el grito en el cielo. Junqueras acusó a Convergència de romper los acuerdos y pidió elecciones «lo más pronto posible». La Assemblea, que en la multitudinaria 'V' del Onze de Setembre exigió que el 9-N se pusieran las urnas contra viento o marea, también mostró su disgusto y reclamó unos comicios anticipados «en tres meses». Al final, el bloque soberanista volvió a remar unido y la noche del «proceso participativo» celebraron con abrazos la masiva afluencia de votantes y la victoria del sí-sí. También hicieron piña en torno al 'president', la exvicepresidenta Joana Ortega y la 'consellera' Irene Rigau después de que la fiscalía pidiera su imputación por organizar el 9-N.

EL 27-S Y EL PRESUPUESTO

Unas elecciones (no tan) anticipadas

Durante las semanas posteriores al sucedáneo de consulta se multplicó la presión para que Mas avanzara elecciones. El líder de CDC encajó la propuesta, pero contratacó el 25 de noviembre planteando una lista unitaria que Junqueras rechazó. Los republicanos insistían en que se anticiparan los comicios y su aval a los presupuestos de la Generalitat se tambaleaba. De nuevo, el 14 de enero, tanto ERC como la ANC cedieron y aceptaron que las elecciones no fueran tan pronto, sino el 27-S. Mas salvaba también las cuentas de la Generalitat y, a cambio, consentía en que los partidos soberanistas concurrieran por separado a las «plebiscitarias», aunque meses después recuperó su baza y logró imponerla.

EL DESGASTE

Unas cuantas bajas por el camino

Las victorias parciales de Mas no han estado exentas de su desgaste. En su primer movimiento táctico, el 'president' perdió 12 diputados en las elecciones del 2012. El 'caso Pujol' ha arrojado más sombras sobre su partido. CiU se ha roto. Los recortes del Govern le pasan factura... Pero el líder de CDC sigue primero en las encuestas. El 27-S se verá si gana el 'match ball' definitivo.