LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA

75 años de aquel infierno

Las Terres de l'Ebre conmemorarán durante 115 días la cruenta batalla de la guerra civil

Imagen histórica de la batalla del Ebro, durante la guerra civil española.

Imagen histórica de la batalla del Ebro, durante la guerra civil española.

SÍLVIA BERBÍS
TORTOSA

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Como cada año, al aproximarse el25 de julio,Pere Godallestá nervioso y ajetreado. Hace75 añosque no olvida esta fecha. La celebra como un aniversario, aunque ni nació ni se casó ese día. Lo que le pasó a su vida y a la de muchossoldados republicanosese verano de1938es que entrarían directos al infierno cruzando un río. Hoy se cumplen75 años del paso del Ebro, una efeméride que se celebrará durante los próximos 115 días, los mismos que duró la batalla más determinante de la guerra civil. Pere, como hace ya un cuarto de siglo, no faltará al homenaje anual que recibe junto al puñado de ancianos 'biberones' que acudan a la cota 705 de la sierra dePàndols, donde volverán a reencontrarse para conjurar la paz y rememorar una guerra que les pilló púberes, con 17 años.

Su mente de 92 años guarda, algunas nítidas y otras difusas, muchas imágenes de ese verano: «Crucé el río en una barca entreFaióyMequinensa, hacía apenas 15 días que había empezado las prácticas de tiro con el fusil, pero nunca había tocado una bomba de mano, y enseguida empezó la carnicería», recuerda Pere. «Yo tuve mucha suerte durante toda laguerray salí vivo, no sé por qué, pero siempre pensé que me salvaría, quizá porque me había salvado también del bombardeo que un año antes asoló mi casa y en el que perdí a cinco familiares, entre ellos a mi padre», sostiene. «Muchos compañeros decían que les matarían, ni siquiera querían comer, pero yo tenía confianza y sí, comía el chusco de pan con carne rusa congelada, que estaba muy buena por cierto, y por las noches me animaba simulando que el suelo era el teclado de mi piano, y tocaba 'Bésame mucho' y otras canciones que me gustaban», recuerda.

Comida para todos

Joan Fontanalsvive en Barcelona y, a sus 93 años, elPinell de Braiqueda lejos. Él tuvo otro cometido en labatalla del Ebro: «Lo que hacía es traer material con el camión, comida, balas, lo que fuera para las brigadas», apunta. La comida no faltaba: «Había para todos, lo que ocurre es que siempre se comía lo mismo, tanto si era por la mañana como por la noche». Hoy Joan será uno de los que no podrá asistir al encuentro anual: «¿Estarán los biberones?», pregunta. «No podré ir esta vez, pero mi corazón estará con ellos», añade.

«Seremos entre10 y 20 biberonesporque, claro, hay que tener en cuenta que, aunque quedan unos400 en Catalunya, cada año somos menos, y muchos ya no pueden venir», explica Pere, que preside laAgrupación de Supervivientes. Quizá, hasta el 16 de noviembre, el periodo en que se desarrolló la cruenta batalla, tendrán ocasión de encontrarse de nuevo en alguno de los actos de conmemoración que van a celebrarse.

Hoy, tras el homenaje en Pàndols, tendrá lugar el mássimbólico, enLa Sénia, con la encendida de una llama que recorrerá seis poblaciones de lasTerres de l'Ebreen recuerdo a las víctimas. El gran acto se reserva para el16 de noviembre, fecha en que la batalla se dio por concluida con la retirada de las últimas y maltrechas tropas republicanas. Desde hoy hasta ese día, aunque 75 años atrás, caerán más de 20.000 almas en ese infierno escondido al cruzar el Ebro.