La ANC llama a llenar la Meridiana para reactivar el proceso

FIDEL MASREAL/ Lleida

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Volver a movilizar al soberanismo. Ese es el objetivo de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), pese al cansancio evidente entre sus filas tras tres años de activisimo. El cónclave anual celebrado ayer en Lleida, al que asistieron unas 2.700 personas, sirvió para anunciar un nuevo reto, cara a la Diada de este año: llenar la avenida Meridiana de Barcelona, con la vista puesta en las elecciones del 27 de septiembre, que la organización quiere ayudar a transformar en un plebiscito independentista.

La reunión en el pabellón Barris Nord de la capital del Segrià sirvió también para coser disensiones respecto a la hoja de ruta a seguir y para preparar a la organizacón ante un relevo en la cúpula que todos asumen que será decisivo para el futuro de la organización, que ha tenido en Carme Forcadell a una líder con una notable capacidad mediática.

Tanto la hoja de ruta como la ponencia marco fueron aprobados con una amplísima mayoría de votos favorables. Y en los planes de futuro se ha mantenido, pese a 629 votos en contra, la posibilidad de que la ANC promueva una lista electoral propia, «de país», el 27-S si la unidad de los partidos soberanistas se desvaneciera o el president Mas decidiera finalmente no convocar los comicios. Esta lista de la ANC «introduciría más confusión», apuntaron los miembros de la organización que pidieron descartar esta hipótesis. La dirección insistió en que se trata de una posibilidad remota pero que se debe tener en cuenta para dejar claro que la sociedad civil es el «verdadero motor del proceso».

LA MERIDIANA EN 135 TRAMOS / Superado el debate estratégico, la cita de Lleida sirvió sobre todo para la puesta de largo del plan de la Diada de este año. El objetivo es aunar la reivindicación independentista con una decena de valores genéricos proclamados ayer (bienestar y justicia social, diversidad, igualdad, equilibrio territorial, etcétera). La concentración se dividirá en 135 tramos, tantos como escaños tiene el Parlament, y desembocará precisamente en la Cámara catalana.

Los detalles de la movilización están todavía por definir, pero sin duda el reto para la ANC será demostrar que no ha perdido músculas respecto a las movilizaciones de años anteriores, como la concentración en forma de V del pasado año o la llamada Via Catalana del 2013.

LOS AVISOS DE LA LÍDER / Hablando de músculo, el momento álgido de la cita de ayer, a medio camino entre el trabajo organizativo y la fiesta de autoafirmación, fue la despedida de la actual cúpula, con Carme Forcadell al frente. En su discurso, largamente aplaudido, la dirigente de la organización llamó al optimismo respecto al resultado de los comicios de septiembre. «No hgamos caso de las provocaciones del Estado. Nos dijo que no votaríamos en 9-N y votamos y ganamos, no lo pudo impedir. Y ahora nos dice que estamos desinflados y ya veis qué desinflados estamos», proclamó.

En un momento en el que la hoja de ruta pactada entre CDC, ERC y las entidades soberanistas está pendiente de encajes de bolillos para ampliar los apoyos al plan, Forcadell marcó dos líneas rojas significativas: nada de pactos con el Estado o partidos españoles. «No pondremos el futuro de Catalunya en manos del Estado ni de ningún partido político español; lo hemos hecho durante 300 años y no volveremos a caer en el error. Votaremos a partidos soberanistas catalanes». Mensaje siguiente, cara a la unidad: «La historia demuestra que cuando hemos ido separados hemos perdido, pero hemos aprendido la lección y el 27-S lo demostraremos», sostuvo la líder de la ANC. La gran incógnita es quién tomará el relevo en las elecciones de mayo de la organización.

La reunión de ayer sirvió para constatar que mientras ERC y CDC enviaban a dirigentes de primera fila (Marta Rovira, secretaria general republicana, y Josep Rull, coordinador nacional convergente), Unió en cambio optó por un perfil bajo. Y quien se llevó una sonora pitada fue el alcalde de Lleida y presidente del PSC, Àngel Ros. Forcadell tuvo que pedir disculpas y recordar a sus socios que la ANC es una organización «demócrata».