LA COMPOSICIÓN DE LOS ÚLTIMOS EJECUTIVOS ESPAÑOLES

La otra puerta giratoria

Los ministros Luis de Guindos (Economía), Íñigo Méndez de Vigo (Cultura y portavoz del Gobierno) y Cristóbal Montoro (Hacienda), ayer en el palacio de la Moncloa.

Los ministros Luis de Guindos (Economía), Íñigo Méndez de Vigo (Cultura y portavoz del Gobierno) y Cristóbal Montoro (Hacienda), ayer en el palacio de la Moncloa.

ANDREU FARRÀS / BARCELONA

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En tiempos de Franco hubo un ministro que se indignaba por la poca eficiencia del personal del departamento que le habían encomendado. Se le conocía como «el abominable hombre de las nueve» porque tenía la funesta manía de acudir al despacho a aquellas intempestivas horas de la mañana. Pocos lo recibían; aún estaban apurando en casa el primer cafelito. Él se enfurecía, reñía a subsecretarios y directores generales y les exigía responsabilidad. Pero lo que pensaban al salir cabizbajos del despacho era lo que osó expresar en voz alta uno de los ujieres: «No te jode, el interino».

El ordenanza explicitó un dogma secular: los ministros pasan y los funcionarios permanecen. Aun con todos los oropeles del cargo, aquellos no dejan de ser trabajadores temporales y estos poseen la plaza en propiedad, ganada en oposiciones.

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 Desde esta perspectiva, los actuales miembros del Consejo de Ministros son interinos en el cargo. Pero casi tres de cada cuatro de ellos, incluido su presidente, Mariano Rajoy, poseen una plaza de propiedad en la amplía estructura de la Administración del Estado. El 71% de los ministros nombrados por el jefe conservador desde que accedió al palacio de la Moncloa en el 2011 son altos funcionarios en excedencia y, si no les llama la puerta giratoria más generosa –el que da paso a consejos de administración de multinacionales–, tienen asegurado un empleo y un sueldo más que digno, pues pertenecen a la cúspide de la pirámide de la Administración, incluido el registrador Rajoy.

PROFESOR RUBALCABA

El porcentaje de empleados públicos no fue tan alto en los distintos gabinetes de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011). De los 40 miembros de sus Ejecutivos (incluido él) solo 21, el 52,5%, pertenecían a lo que los británicos denominan 'civil service'. De estos 21 empleados públicos en excedencia que fueron ministros del líder socialista en la octava y novena legislatura, más de la mitad figuraban en la nómina de las universidades públicas, al ser catedráticos o profesores titulares. Uno de los exministros de Zapatero –y antes, de Felipe González– que ha regresado a las aulas es Alfredo Pérez Rubalcaba. Este exsecretario general del PSOE enseña química orgánica en la Universidad Complutense a alumnos de segundo. Afirma que es mejor auditorio que el de las Cortes: «Cuando les mandas callar, se callan».

En la estadística no son contabilizados como empleados públicos los numerosos políticos que han dado esporádicamente clases en facultades como profesores colaboradores o asociados, como el propio Zapatero, que enseñó derecho constitucional antes de convertirse en 1986 en el diputado más joven del Congreso. 

En los gobiernos de Rajoy solo figura un catedrático, Cristóbal Montoro, ministro en las dos últimas legislaturas y que ya participaba en la elaboración de Presupuestos en los gobiernos de José María Aznar, donde primero fue secretario de Estado de Economía y luego titular de Hacienda. Aznar, por cierto, también es funcionario. Antes de acaudillar la reconquista de la derecha, ejerció de inspector de hacienda en Logroño, donde fue vecino de escalera de otro inspector que con los años se haría famoso por defraudar al fisco: Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid.

HERMANOS Y CÓNYUGES

Las oposiciones a las que más se han presentado los ministros de Rajoy son a las de técnicos comerciales y economistas del Estado y a las de abogado del Estado. A este último cuerpo pertenecen la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; la titular de Defensa y número dos del PP, Dolores de Cospedal, y el exministro y ahora eurocomisario Miguel Arias Cañete. Pertenecen al cuerpo de economistas del Estado Luis de Guindos (Economía), Álvaro Nadal (Energía), Rafael Catalá (Justicia) y José Manuel Soria, que tuvo que dimitir como ministro por los 'papeles de Panamá'. 

La tendencia a la endogamia en los colectivos profesionales se repite entre el alto funcionariado. Sáenz de Santamaría está casada con otro abogado del Estado. Y el hermano del ministro Nadal, Alberto, también es técnico comercial del Estado. En la actualidad, ejerce el cargo de secretario de Estado de Energía a las órdenes de su hermano. La esposa del ministro es diplomática y embajadora ante la Unesco en París desde el 2015. Solo hay un diplomático con Rajoy: Alfonso Dastis, titular de Exteriores. Su antecesor, José Manuel García-Margallo, es inspector de Hacienda. En los gabinetes de Zapatero hubo también un solo diplomático de carrera, Miguel Ángel Moratinos, y una única inspectora de Hacienda, Magdalena Álvarez.

PUJANZA E IDEOLOGÍA

¿Por qué hay tanta desigualdad en la proporción de funcionarios en los Gobiernos del PP y del PSOE? El politólogo Roger Senserrich apunta que puede obedecer a cuestiones de extracción social combinadas con la ideología. «El alto funcionario español es alguien que ha tenido que superar oposiciones a menudo complicadas y largas y que acostumbra a proceder de familias de una determinada tradición social y un cierto nivel económico».

Hay algunos ejemplos ilustres de funcionarios que, al igual que los mandarines de la China imperial, son «hijos del cuerpo». Como Rajoy, que es registrador de la propiedad e hijo de un magistrado que presidió la Audiencia Provincial de Pontevedra. Pero no es una exclusiva de los populares. María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta con Zapatero, pertenece al cuerpo de secretarios jurídicos laborales y su padre fue delegado de Trabajo durante la Segunda República y la dictadura.

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Opina Senserrich que los militantes socialistas forman parte de un partido «más diverso» que el PP y sus dirigentes reclutan con más frecuencia para responsabilidades gubernamentales a personas curtidas en las administraciones autonómicas o en el «sector parafuncionarial» de cargos de designación política. 

En otros países europeos no hay una proporción tan elevada de funcionarios en los ejecutivos ni en la actividad política en general. Senserrich explica que el Reino Unido, Escandinavia y Alemania mantienen una separación «muy estricta» entre el denominado civil service y la actividad partidista. Francia es un caso especial por la proliferación de ministros y presidentes de la República procedentes de la École Nationale de l’Administration (ÉNA) o del Institut d’études politiques (SciensPo).

El término «enarquía» describe su hegemonía en el 'establishment' de París. Son enarcas dos jefes de Estado (Valéry Giscard d'Estaing y Jacques Chirac), siete primeros ministros y Emmanuel Macron, probable próximo inquilino del palacio del Elíseo. Y exalumnos de SciensPo, entre muchos otros, el presidente François Hollande y su antecesor Nicolas Sarkozy, que no acabó los estudios en el centro. 

SISTEMAS ESPECIALISTAS Y SISTEMAS GENERALISTAS

¿Es igual la proporción de funcionarios que ejercen de ministros en todos los países democráticos? La politóloga Sílvia Claveria considera que en los países desarrollados pueden distinguirse dos métodos de reclutamiento de los ministros. Uno es el denominado sistema especialista, que es el que adoptan los países cuyos ministros son seleccionados por su especialidad independientemente de que hayan sido o no parlamentarios o cuadros del partido gubernamental.

Los sistemas especialistas tienen un porcentaje de ministros con máster o doctorado (45%) superior al de los sistemasllamados  generalistas (27%). Muchos ministros y exministros poseen máster o posgrado.

Claveria también explica que los funcionarios españoles pueden pasar con más facilidad a ejercer cargos políticos que en otros países democráticos. Los países anglosajones y nórdicos, y en otros estados con sectores públicso dinámicos como Alemania Corea, intentan separar las carreras profesionales de los funcionarios y las de los políticos.

DIFÍCIL REGRESO A LA ADMINISTRACIÓN

“Estos países –explica Claveria- desincentivan el salto a la política de los empleados públicos, imponiendo límites a las actividades políticas de los funcionarios y su regreso a la carrera en la Administración  después de la carrera política no resulta fácil”.

El sistema generalista es propio de aquellos países que solo pueden seleccionar los ministros dentro de Parlamento; sus miembros tienen mayor experiencia política pero sus conocimientos no son especializados.

El máximo exponente de este tipo de reclutamiento es el Reino Unido y los países de la Commonwealth (Canadá, Australia o Nueva Zelanda), donde todos los ministros tienen que ser parlamentarios. Pocos ministros de Gran Bretaña, Bélgica e Italia han conseguido un máster o doctorado.