DIMISIÓN DEL ALCALDE DE GIRONA

La dimisión del polémico Ballesta da paso a la sociovergencia en Girona

Albert Ballesta, dimitido alcalde de Girona, y Marta Madrenas, que lo sustituirá en el cargo, en la rueda de prensa que ha ofrecido el primero este martes.

Albert Ballesta, dimitido alcalde de Girona, y Marta Madrenas, que lo sustituirá en el cargo, en la rueda de prensa que ha ofrecido el primero este martes. / periodico

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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Las aguas han vuelto a su cauce y lo que tenía que haber ocurrido hace un mes y medio ha acontecido en la mañana de este martes. Marta Madrenas, teniente de alcalde de Urbanismo y una de las personas que más sonaba para suceder a Carles Puigdemont, asumirá la alcaldía de Girona en sustitución del polémico Albert Ballesta, que ha anunciado su dimisión entre un rosario de agrios reproches a ERC y tras haber conseguido un sorprendente pacto de gobierno con el PSC que garantiza la gobernabilidad (suman 14 de los 25 concejales). Solo una convulsión tan grave como la que él ha protagonizado ha sido capaz de fraguar una sociovergencia en esta ciudad.

A pesar de este nuevo giro dramático en la inefable etapa de Ballesta, ‘el breve’, sus escasos días de mandato siempre serán recordados como un ejemplo de lo que nunca se debería repetir. Un periodo crispado en el que la política municipal de Girona parecía haberse convertido en un sainete ante la alargada sombra del ‘president’ Puigdemont, que impuso a ese candidato a propios y extraños.

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Precisamente ha sido el ‘president’ quien ha conseguido desencallar la difícil situación que él mismo había creado. El pasado miércoles, Puigdemont se reunió con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, para pedirle que su partido le echara una mano en el callejón sin salida en el que se había convertido Girona, según han revelado fuentes conocedoras de la negociación.

PERPLEJIDAD EN ERC

Un acuerdo con los socialistas que ha dejado “perplejo” al grupo municipal de ERC, con quien Ballesta también estuvo negociando hasta el pasado jueves un pacto que parecía casi cerrado y que solo estaba pendiente de “flecos” menores, según los republicanos, como la articulación de la participación ciudadana en los barrios. Por lo demás, ya habían acordado rebajar de 8 a 6 los cargos de confianza (con un salario de 48.500 euros), así como el polémico sueldo del alcalde, que quedaba fijado en 68.500 euros.

“Nos hemos enterado del acuerdo con el PSC por la prensa”, ha lamentado la líder del grupo municipal de ERC, Maria Mercè Roca, que también ha censurado “el tono” utilizado por Ballesta en sus críticas. No es para menos, porque les ha culpado de haber boicoteado todos sus intentos para llegar a un acuerdo y de haberle “erosionado” para sacar rédito a sus intereses partidistas, que ha calificdo de “innobles” e “irresponsables”.

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La nueva sociovergencia maneja unas cifras similares a las que negociaban CiU y ERC. La futura alcaldesa Marta Madrenas y la líder del grupo municipal del PSC, Sílvia Paneque, han explicado que el acuerdo también prevé que la dirigente socialista sea nombrada primera teniente de alcalde y que asuma el área de Igualdad, Derechos Sociales y Trabajo. Su partido también estará al frente de Seguridad ciudadana y Movilidad. En su comparecencia, una de las premisas más repetidas por ambas ha sido que a partir de ahora se abre una nueva etapa en la que se trabajará con “rigor”, en lo que se podría interpretarse como una velada alusión a que están decididas a cerrar el hotel de los líos de la era Ballesta.

ACUERDO AVALADO DESDE BARCELONA

Quizá por esa misma razón el acuerdo ha sido visto con “respeto” desde la dirección de Convergència, que atribuye las críticas de los republicanos a su afán por convertirse en alternativa de gobierno en esta ciudad. Más aún cuando vieron el rosario de despropósitos del sucesor de Puigdemont.    

La primera sorpresa fue su designación. Nadie esperaba que el delegado de la Consellería d’Interior en Girona sustituyera al ‘president’ en la alcaldía. Para hacer posible su nombramiento (iba de número 19 en la lista) tuvieron que renunciar los 18 candidatos que le precedían, incluidos los nueve concejales del equipo de gobierno.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Marta Madrenas: una API discreta y serena","text":"Esta abogada y agente de la propiedad inmobiliaria (fue presidenta de los API de Girona entre el 2003 y el 2010) era una de las personas de confianza del\u00a0Carles Puigdemont cuando estaba al frente de la alcald\u00eda. Tanto es as\u00ed, que la mayor\u00eda de quinielas apostaban por ella como futura alcaldesa tras la renuncia del ahora \u2018president\u2019. Por eso, la designaci\u00f3n de Ballesta como heredero dej\u00f3 estupefactos a los vecinos de la ciudad y a la gran mayor\u00eda de militantes de Converg\u00e8ncia. A pesar de este rev\u00e9s, el comportamiento que ha mantenido Marta Madrenas durante la crisis que ha vivido Girona en las \u00faltimas semanas es una clara muestra de su talante. Discreta y serena, es una mujer que evita protagonismos innecesarios y que est\u00e1 muy bien considerada en el ayuntamiento, donde los colaboradores de la actual teniente de alcalde de Urbanismo destacan que, a su perfil t\u00e9cnico, ha sabido sumar en los \u00faltimos tiempos\u00a0un conocimiento cada vez mayor de la arena pol\u00edtica. \u201cPero tampoco hay\u00a0que dejarse enga\u00f1ar por su habitual discreci\u00f3n, cuando tiene que mandar sabe hacerlo\u201d, avisan."}}

La apuesta de Puigdemont desencadenó una crisis sin precedentes en las filas de CiU en Girona. Ya se advirtió entonces de que lo que mal empieza mal acaba y Ballesta pareció empeñado en demostrarlo con constantes meteduras de pata. Se equivocó en la fórmula que utilizó para asumir la alcaldía en el pleno extraordinario que se celebró el 22 de enero porque se olvidó de jurar o prometer el cargo. Un error que lo convirtió en diana de mofas y burlas y que obligó a repetir todo el proceso tres días después.

SIN APOYOS

Pero si uno se esfuerza, aún se puede hacer peor, y el nuevo alcalde perpetró otra cadena de sonados patinazos. El 19 de febrero tuvo que desconvocar un pleno extraordinario en el que, además del nuevo cartipacio municipal, se debía aprobar su sueldo, que quería fijar en 75.000 euros (Puigdemont solo cobraba como diputado del Parlament). Lo hizo in extremis, tras constar que se le habían esfurmado los apoyos.

Cinco días más tarde hizo público un acuerdo de gobierno con Ciutadans y el PP y convocó otro pleno. Pero horas antes de la asamblea municipal, C’s anunció por sorpresa que no lo firmaría si Girona no abandonaba la Associació de Municipis per la Independència (AMI). Un torpedo en la línea de flotación del alcalde lanzado desde Madrid que volvió a dejar a Ballesta solo ante los leones. Perdió la votación, se quedó sin sueldo y, lo que es peor, con las vergüenzas otra vez al aire.