Dos miradas

La zorrita no sabe

EMMA RIVEROLA

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Son la ocho de la mañana y está frente al espejo. Se pinta los ojos como ha visto en las revistas. Profusión de sombras oscuras y rímel en las pestañas. En los labios, un poco de brillo y maquillaje en exceso para borrar las imperfecciones de la piel. Se plancha los cabellos y estudia su reflejo. Camiseta ajustada, escote profundo, vaqueros ceñidos, botas de tacón. Se palpa los bolsillos, sí, el paquete de tabaco sigue ahí. Mira de nuevo el reloj, solo quedan 10 minutos. Debe darse prisa. Revisa la mochila. Le falta el libro de Sociales.

Ella es una de esas zorritas de las que se jactaSánchez Dragó.Trece años, una réplica de sus heroínas de la televisión. Su cuerpo, un escaparate. Sus gestos, una provocación. Quiere ser sexy, descarada y admirada. Una futura reina de los programas del corazón. Pero no sabe que su exhibición sigue el guión del papel más retrógrado de la mujer. Desconoce que su atrevimiento hace las delicias del machismo más rancio. Ignora que el éxito al que aspira solo es el triunfo del hombre que la consiga.

Ella no sabe a qué juega. Sólo tiene 13 años. PeroSánchez Dragósí sabe. Sabe que su asquerosa provocación ha colocado la portada de su nuevo libro en todos los medios. Que su vanagloria y sus insultos generan ríos de tinta. Una excelente, repugnante e indigna operación de márketing. A la altura moral de su pensamiento.