ANÁLISIS

Zidane, morir de éxito

Bale y Zidane, poco antes de la entrada del galés en el campo

Bale y Zidane, poco antes de la entrada del galés en el campo / periodico

Mónica Marchante

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Hace tres meses Zidane recogía la distinción de la FIFA al mejor entrenador del mundo. Ocho títulos en temporada y media justificaban ese premio. El técnico francés había ganado dos Champions, una Liga ,una Supercopa de España, dos Supercopas de Europa y un Mundialito. En diciembre fueron 9. De su mano en agosto el Madrid arrasaba al Barcelona, al tiempo que éste perdía a Neymar y el propio Piqué reconocía una superioridad blanca que parecía marcar el comienzo de un nuevo ciclo.

Hoy Zidane solo mantiene su 'charme' sentado frente al micro de la sala de prensa de Valdebebas.

Le costó decidirse a entrenar. Al dejar el fútbol en 2006 Zizou quiso alejarse de los focos que habían iluminado una carrera brillante. Apareció tímidamente por el 'reality Football Cracks' en 2010 al tiempo que acompañaba a sus hijos Enzo y Luca en sus primeros pasos futbolísticos.

Florentino siempre le quiso cerca, y en 2014 le puso a entrenar al Castilla sin el título y fue denunciado por la federación. No logró ascender, siendo sexto de grupo. Zidane nunca quiso apuntarse a los cursos de la RFEF y acabó regularizando su situación a través de la Federación francesa.

El gran día llegó tras caer en desgracia Benítez.

El 4 de enero de 2016 Veronique Zidane, vestida de rojo en el centro de la foto, junto a sus hijos, Zizou y Florentino, posaban radiantes en el día más feliz para la familia.

Recibía Zidane a una plantilla superlativa aburrida del tacticismo de Benítez. En poco tiempo mejoró el clima del vestuario, pasó a limpio la decisión de Benítez haciendo indiscutible a Casemiro, se metió a la prensa en el bolsillo con una mezcla de timidez y elegancia, a punto estuvo de ganar la liga y acabó levantando la Champions, sabiendo agradar a titulares y suplentes. Sin lecciones tácticas ni grandes movimientos era oficialmente el mejor entrenador para el R Madrid.

El imperio de la BBC

Zidane no dejó de sentirse futbolista como entrenador. Y así sigue. En su segunda temporada convenció a Cristiano para descansar y llegar mejor al tercio final. Aceptó la política del club respecto a la BBC “si están bien juegan siempre” y supo dar espacio a los egos de un vestuario con sobredosis. Zizou de eso tiene poco. Por eso, y por ser quien fue, encajó de maravilla. Cayó la segunda Champions.

Salió quien quiso. Zizou quería la misma foto. No tocó nada. Para mantenerse hay que tomar decisiones y no agradecer tiempos pasados. Eso lo sabe Simeone mejor que nadie. Eso, y que es delicado entrenar a tu hijo. Así, cuando digas que no necesitas a un portero, nadie pensará que estás pensando en la familia. Ni siquiera Florentino.