Volar con Messi

Messi, en una acción contra el Deportivo.

Messi, en una acción contra el Deportivo. / JORDI COTRINA

ALBERT GUASCH

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Gerard Piqué fue ovacionado y hasta se coreó su nombre en alguna ocasión. Es raro que eso le suceda a un futbolista por una entrevista y no por un gol. Pero ya ha quedado muy dicho que Piqué no es un jugador convencional. Tiene otro nivel. Por ello aspira a ser presidente y no entrenador en la segunda vida que todo deportista dispone. Tras el partido ante el Depor conviene recuperar una de sus muchas frases con puntería de la entrevista con Jordi Basté. Sobre Messi: "El día que se vaya será como cuando el padre se muere y tienes que volar sin él".

No es por meterle miedo, pero Messi podría quitarle perfectamente la presidencia. Sin decir apenas nada, posiblemente sin necesidad de campaña electoral. No le tocó deshacer ningún entuerto en esta ocasión. Consiguió algo aún más difícil, que es divertirnos a todos. Nos cambió la cara de científicos que se nos había puesto ante las pruebas de laboratorio de Luis Enrique e hizo que nos dejáramos llevar por el instinto lúdico. Entretenimiento puro. Listo para el Manchester City está.

Y gracias a él, y a la holgura del marcador, Paco Alcácer se salvó de las reprimendas. Falló cuatro goles que un delantero de 30 millones no debería fallar y el Camp Nou, en lugar de soltarle una cacerolada, le aupó de las axilas. Messi había puesto al público de buen humor. Seguro que Alcácer sentirá crecer la bola de la ansiedad, pero puede que desde este sábado la gente le acoja como el antihéroe al que conviene arropar, animar y espolear hasta que alcance su arduo propósito de marcar un gol. Esa es la asistencia que, de alguna manera, le dio Messi ante el Depor. Un pase a la una larga estabilidad emocional.

Feo a Aleix Vidal

Quien careció de ese pase amigo fue Aleix Vidal. Ya está más fuera que dentro. Es una evidencia desde horas antes del partido, cuando salió la lista de convocados. Qué feo le habrá dicho o hecho a Luis Enrique es un misterio que, quizá para preservar el prestigio de uno u otro, nunca se aclarará. Ahora bien, qué maravilla tiene que ser dirigir un club tan rico: uno se puede gastar 18 millones como si nada y a los dos partidos decir que no vale. Y tan tranquilos, que ya se sabe que con los fichajes nunca se acierta al 100%.

Aleix Vidal ahora le tocará volar a otro sitio. El secretario técnico ya encontrará otro lateral por ahí. Lo ideal sería que lo viera en esta cantera tan poco cortejada últimamente. Mientras no le llegue el día de irse a Messi, todos ufanos. Le acompañaremos en sus vuelos supersónicos unos años más. Y vale, nunca será presidente. Porque siempre será el rey.