Voceros del odio

Fue portada en los principales diarios del país e internacionales, también en EL PERIÓDICO. Es una imagen de amplio foco. Sobre el suelo de la Rambla yacen cuatro cadáveres. Policías y civiles junto a las víctimas. En el ambiente detenido de la fotografía se percibe la turbación por la inmediatez de la tragedia. La fotografía de David Armengou y Marcela Miret ha sido premiada con el Premio Ortega y Gasset por ser “un gran ejemplo de fotoperiodismo: recoge la violencia y el dolor que genera el terrorismo y, al mismo tiempo, la humanidad y la solidaridad, reflejadas en la figura del turista que permanece al lado del niño".  

Resulta revelador leer ese reconocimiento y recordar el revuelo que provocó la publicación de la fotografía. La rabia y el dolor por el atentado se extendieron hacia algunos medios que la colocaron en portada e incluso se llegó a llamar a boicotearlos. Nada de ese rechazo fue inocente. Las acusaciones de indignidad partieron de los agitadores habituales del ‘procés’ que aprovecharon el momento para seguir cavando trincheras. Entre medio buenos y medios malos. Entre ciudadanos humanos y deshumanos. El bien y el mal.

Esto es lo que nos pasó. Esto es lo que sigue ocurriendo en las redes, cuando se celebra con miles de retuits los mensajes más incendiarios, cuando se confunde la crítica con el insulto. Amplificar los voceros del odio no sale gratis. Ellos se llevan el reconocimiento. La sociedad, los descosidos.