La situación política
La vida más allá del 'procés'
Hay que pedir a las instituciones un esfuerzo para compatibilizar la gestión y la excepcionalidad
Una concejala del Ayuntamiento de Barcelona me decía el otro día que se sentía extraña haciendo una rueda de prensa sobre temas que no sean el procés. Y no es la única. La magnitud, la gravedad y la trascendencia de lo que está pasando hace que hablar de cualquier cosa que no tenga que ver con la independencia, el 155, las elecciones o el encarcelamiento injusto de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart parezca una frivolidad.
En algún momento deberemos asumir los deberes atrasados y las carpetas acumuladas
Es verdad que los periodistas tenemos que hablar de lo que interesa a la gente, y estos días en la calle se habla de política, la situación es tan angustiante como para que sea así. En los bares, con argumentos prestados, acertados, equivocados, pasionales o racionales. Somos una sociedad altamente politizada. Los barceloneses ya lo predijeron en el último barómetro municipal de junio. Situaron el encaje con España como el principal problema que tiene Catalunya, acertaron de lleno. La tensión entre gobiernos está obligando a relegar debates que hace cuatro días nos parecían vitales. Por ejemplo, la situación política es la explicación que da la organización para anular la manifestación prevista para el sábado contra la masificación turística en Barcelona. La situación política también ha obligado a posponer el pleno ordinario del Ayuntamiento de Barcelona porque antes se ha hecho otro sobre el artículo 155 y por el mismo motivo también se han suspendido, en más de una ocasión, audiencias públicas y plenos de distrito. El contexto político también ha provocado que la CUP de Barcelona haya decidido abandonar la actividad institucional porque considera que ahora es el momento de estar en la calle y no de pisar moqueta, y a todo esto se le tiene que añadir el parón obligado de la actividad de algunas entidades porque las subvenciones están atrapadas en medio del bloqueo entre Gobierno y Generalitat.
La recuperación de la normalidad
Parálisis obligada, parálisis provocada por el colapso emocional que sufrimos. Por este motivo, es el momento de pedir a las instituciones que hagan el esfuerzo de compatibilizar gestión con excepcionalidad. Que intenten mantener cierta normalidad, porque en algún momento, espero, tendremos que aparcar las tertulias políticas, asumir todos los deberes atrasados y resolver de golpe todas las carpetas acumuladas en el fondo del cajón. Dejar de gestionar mientras esperamos qué pasa puede que haga muy difícil la recuperación de la ansiada normalidad.
Sé que no es mainstream, pero en Barcelona, a pesar de la crisis política, el turismo sigue viniendo en masa y encima se está planteando la ampliación de la terminal de cruceros del puerto, cosa que ya rechazan vecinos y Ayuntamiento. En Barcelona todavía hay gente que tiene que dejar su casa por la subida desorbitada del alquiler, hay desahucios cada día, el problema de los narcopisos del Raval no desaparece y seguimos respirando aire demasiado sucio. Solo quería dejar constancia de ello y confesar que nunca me habría imaginado que acabaría diciendo: incivismo, turismofobia, burbuja inmobiliaria, ¡os echo de menos!
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