Viaje al centro de la Tierra

Uno a uno, los mineros emergieron de las profundidades de la tierra, en esa cápsula que parecía inventada porJulio Verne, y mil millones de personas contemplaron el final feliz, repetido 33 veces. Mil millones de personas: 200 más que en la final del Mundial de fútbol, claro que la historia de Chile duró unas 18 horas -como una temporada entera deLos Sopranoen DVD- y se retransmitió por tierra, mar e internet. Los espectadores salían a por pan, cocinaban, comían, hacían la siesta y, cuando despertaban, el agujero todavía estaba allí: ante las cámaras, liberando mineros.

Una de las razones del éxito mundial del rescate es que nadie estaba en contra, ni siquieraAhmadineyad. Todos queríamos que terminara bien y necesitábamos comprobarlo personalmente. Los motivos, claro, eran diferentes para cada uno.Evo Morales, que viajó a Chile para abrazar al único minero boliviano, se acordaba deLas venas abiertas de América Latina, el libro deEduardo GaleanoqueChávezregaló aObama. Alguien pidió la opinión aMaradona, solo por preguntar, y él respondió: «Todos somos rescatistas y familiares». Entretanto, en Estados Unidos, la cadena CNN construía una réplica de la cabina de salvación: los presentadores se metían en ella y ensayaban una mueca de pánico. En los días previos habíamos conocido algunos hechos biográficos de los 33 mineros, para facilitar la identificación: estaban el bromista y el religioso, el joven con sueños y el futbolista que conoció la fama, el que acababa de ser padre y el que no quería serlo…

Cuando salió uno de los primeros rescatados, recordó al mundo que ellos no eran estrellas, solo mineros, pero la adaptación cinematográfica ya parece inevitable. Hace días que los periódicos ofrecen en sus titulares una lista de títulos posibles:¡Resurrección! Viaje al centro de la tierra.Los 33. Historias de la cripta... Claro que también depende mucho de quién sea el director:Ken Loach,David LynchoPedro Almodóvarharían películas muy distintas. Yo espero que al mismo tiempo alguien se encargue de filmar un documental que cuente detalles menos obvios del rescate, que ha costado unos 14 millones de euros. Por ejemplo: resulta que la cápsula de salvación fue construida en China, un país donde cada año mueren una media de 2.900 mineros. Ayer mismo, sin ir más lejos, supimos que hay 17 personas atrapadas tras un derrumbe en una mina de Hunan. ¿Habrá segunda parte?