El cuerno del cruasán

El verano del fútbol femenino

JORDI PUNTí

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Ahora mismo puede que desconozcan la noticia, porque los periódicos apenas le dedican atención y, sorprendentemente, ningún canal de tele ha comprado los derechos: desde hace una semana se celebra en Alemania el Mundial de fútbol femenino. Hace casi un año, cuando la España masculina levantó la copa del Mundial en Sudáfrica, más de un comentarista se enardeció afirmando que el fútbol era esencial para entender el carácter plural de la sociedad española, que la selección era una metáfora de la convivencia, etcétera. Es posible que, cuando se trate de celebrar las victorias, las mujeres se pongan la camiseta y se pinten la cara con la misma alegría que los hombres, pero a la hora del jugar al fútbol la igualdad desaparece. Las cifras cuentan que la federación española dedica una parte muy escasa de su presupuesto a promover el fútbol femenino. Ni siquiera está entre los 10 países que más invierten. Las cifras también cuentan que en España hay unas 20.000 mujeres que juegan habitualmente, mientras que en Alemania hay cerca de 900.000.

No es de extrañar, pues, que Alemania sea uno de los países favoritos --ya ha ganado el Mundial dos veces-- junto con Estados Unidos y, cómo no, Brasil. Las casas de apuestas dicen que la mejor jugadora del torneo será una brasileña: lleva el número 10, se llamaMarta y quizá la recuerden porque en enero de este año recogió el Balón de Oro al lado deMessi(era la quinta vez que lo ganaba; me refiero aMarta).

Ahora que llevan una semana de Mundial y ya han jugado los 16 equipos clasificados, se ha comprobado una vez más que el fútbol femenino se acompaña de los mismos detalles que el masculino: hay defensas agresivas, árbitras que se equivocan, delanteras pícaras, aficiones que gritan, celebraciones de los goles ensayadas y entrenadores --en masculino-- que buscan excusas. El otro día, la selección de Corea del Norte perdió por 0-2 contra EEUU en el partido inaugural. En la rueda de prensa, el técnico coreano dio una excusa tan innovadora como antológica. Según él, la portera, las defensas y dos centrocampistas jugaban en inferioridad de condiciones porque hacía unos días les había alcanzado un rayo. Quizá fuera verdad, las pobres, y es triste que las obligaran a jugar, pero también es posible que en los despachos oscuros de Corea del Norte solo valgan las excusas climatológicas y las descargas eléctricas. Ya lo ven, en esto de las excusasMourinhocrea escuela.