Al contrataque
El valor del doblete
Manel Fuentes
Periodista
El 7 de septiembre de 2009 inició su andadura como director y presentador del programa 'El matí de Catalunya Ràdio'. Dos años después, en septiembre de 2011 comienza a presentar el espacio de entretenimiento 'Tu cara me suena', en Antena 3.
MANEL FUENTES
Hace demasiado tiempo que el mayor rival del Barça es parte de su entorno. En fútbol se puede ganar y perder, pero más allá de lo cuantitativo, más allá del marcador, los escudos guardan tesoros tan importantes como el estilo o el corazón. En números y estilo el Barça roza la excelencia desde hace más de una década. De hecho, desde que Cruyff pasó por el banquillo, aprendimos a saber qué nos gusta, pero en corazón, en alma, nos falta mucho todavía para estar a nivel.
No me refiero a sentir los colores ni a vivir con pasión el Barça, que de eso vamos sobrados. Me refiero a nuestra capacidad de apoyo; a no dejar de creer; a saber sufrir; a no entregarnos al escepticismo, a aparcar de una vez nuestro derrotismo frente a la adversidad, a desterrar la burla recurrente y gratuita hacia los nuestros, el insulto desde tuits de ilustrados sin control; a terminar de una vez por todas con las trincheras.
La temporada del Barça de Luis Enrique ha sido grandiosa… porque estuvo a punto de no serlo. Si hubiéramos ganado el doblete sin tanto esfuerzo y sin tener que sobreponernos a las adversidades, somos tan especiales que algunos se hubieran atrevido hasta a hablar de fracaso.
Caer en la Champions fue un accidente ya comentado aquí. Un mal calendario y unas estrellas que querían estar en todos los escenarios (selecciones, clásico, cuartos de Champions…) sin descanso. Sí, fue un batacazo. Pero el corazón culé, si se escucha a sí mismo, sabe que seguimos siendo el mejor equipo de Europa y que pese al accidente, no hay urgencia ni fin de ciclo. El año que viene volveremos a ser favoritos.
CON EL MONO DE TRABAJO
La lección superada de este año, el salto cualitativo, el valor inmenso de este doblete es cómo hemos vencido al desánimo y a la depresión; al capricho y a la rabieta de niño malcriado de «como perdimos nuestra ventaja y la opción de Champions pues ya no batallamos con hambre el final de Liga». Este Barça se ha puesto el mono de trabajo y lo ha sacado adelante. Primero la Liga con toda la presión mediática encima para que la perdiera, y luego la Copa.
Y el club superó el envite. Sin perder la calma ni la centralidad, Bartomeu, en la comida con la federación previa a la final, defendió la 'estelada' desde la libertad de expresión, en un discurso firme pero que desgraciadamente ha tenido menos difusión que la radicalidad de unos y otros. El Barça no se ha dejado aleccionar ni amedrentar y, en el campo, se sobrepuso a un mal árbitro y a un buen Sevilla. Este doblete es de gran valor. Y el valor, a diferencia del precio, es incuantificable... se acerca a la magia. Tal vez ahora algunos tendrán más respeto a este doblete mágico.
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