ANÁLISIS

La derrota de una liga

El césped se hizo a ratos más protagonista que los futbolistas, evidencia de que La Liga merece una tarjeta roja

Imagen del estado del césped del Nuevo Zorrilla.

Imagen del estado del césped del Nuevo Zorrilla. / .44776897

Albert Guasch

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¿Qué habría dicho John McEnroe si hubiera echado un ojo al césped de Valladolid? "La tierra batida, para plantar patatas", dijo en una ocasión, desdeñando una superficie que no le era favorable. Puede que en el Nuevo Zorrilla viera, si se diera el caso, un pasto también para tubérculos, más que una cancha de deporte. ¿Quién no? El césped se hizo a ratos más protagonista que los futbolistas, evidencia de que La Liga merece una tarjeta roja: por descuidar la vigilancia de lo fundamental. No es así como se mima un producto.

En estas condiciones bacheadas del terreno, curiosamente fueron Dembélé y Coutinho, los habilidosos del equipo, los futbolistas que más parecieron aportar al juego de ataque, al menos en la fase en que apremiaba abrir el marcador. Centrémonos en Dembélé, que abrió el campo, culebreó y encaró con determinación al defensa. Hizo de pertinaz extremo cuando convenía y se metió dentro cuando hacía falta lo contrario. Y marcó el gol. Importante.

Es un jugador muy joven, del que se ha dudado de sus hábitos fuera del terreno de juego –relevante aquí la figura de Abidal– y que necesita la confianza que inyecta un gol. Cometió también imprecisiones, pero no se inhibió. Ese es el camino. 

Le reemplazó Arturo Vidal, que aporta lo contrario y que tiene pinta que Valverde recurrirá a él a menudo. Un peón de labranza, un futbolista para cavar zanjas, para levantar barreras, para romper aún más el campo si fuera necesario, para abrochar, en definitiva, los partidos. Un jugador sobre el que pivotarán muchos debates de estilo. Fijo.

El partido estuvo marcado por el césped pero se decidió por el VAR. Es un instrumento que, aparte de ofrecer justicia, ha civilizado el espectáculo de las derrotas. Un gol como el que se anuló en el último minuto en Valladolid habría generado otros años un tumulto iracundo alrededor del árbitro. Bengoechea Burgos pudo ayer caminar hasta su caseta bastante pancho. Al menos una ganancia de imagen en un partido de derrota para LaLiga.