El cuerno del cruasán

Una piedra es una piedra

JORDI Puntí

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El otro día, hojeando un periódico inglés, me encontré con una foto que. a primera vista. resultaba extraña. Como aquí no hay espacio para imágenes, y no dispongo de mil palabras, la describiré en cuatro líneas. En la foto se veía a la reinaIsabel IIde Inglaterra, con uno de sus llamativos vestidos, que inclinaba un poco la espalda para agarrar una piedra y mirarla fijamente, con vivo interés. La piedra en cuestión tenía el tamaño de un teléfono móvil, pongamos, y era como todas las piedras: de un color indefinido y una forma… no sé, una forma de piedra. Lo mismo podía ser un pedazo de meteorito como uno de esos pedruscos que los jóvenes antisistema lanzan contra la policía. El pie de foto de aclaró la duda. Resulta que el presidente de Chile,Sebastián Piñera, hizo una visita oficial al Reino Unido y regaló a la reina una piedra extraída de la archifamosa mina de San Esteban.

Los encargados del protocolo chileno son unos genios. Ante la imposibilidad de regalarle uno de los 33 mineros rescatados, algo que habría impresionado en Buckingham Palace, optaron por una solución más económica, humana e igualmente original. La reina ya tiene de todo, debieron de pensar, y con la piedra le ofrecían una especie de trofeo de caza, el triunfo del ser humano sobre los elementos de la naturaleza.

No sabemos si la piedra chilena llevaba un certificado de autenticidad, pero da igual, es una jugada maestra porque va más allá del gesto simbólico y anuncia un negocio nacional. Por poco que corra la voz, todo el mundo querrá tener una piedra como recuerdo, y los libros y películas que ya se preparan sobre los mineros serán una campaña publicitaria impagable. Además, la historia nos demuestra que hay mercado de sobras. Si juntáramos todos los pedazos del muro de Berlín desperdigados por el mundo, levantaríamos otro muro diez veces más largo. Si reuniéramos todos los fragmentos de la Santa Cruz deJesucristoque se conservan en miles de relicarios del orbe cristiano, podríamos construir una réplica del arca deNoé,escala 1:1. Aunque bajar a la mina derrumbada sea muy peligroso, la suerte es que las existencias del producto son casi infinitas.

Además, es probable que ahora mismo, en alguna mina china, ya estén preparando una partida de piedras chilenas para exportar. De China a Chile van solo dos y letras y seguro que serán falsificaciones perfectas, porque, en el fondo, una piedra es una piedra.