ANÁLISIS

Un problema de autoridad

Eric Abidal,. entre el directivo Jordi Mestre y el director deportivo Pep Segura.

Eric Abidal,. entre el directivo Jordi Mestre y el director deportivo Pep Segura. / periodico

Sònia Gelmà

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Hace tiempo que el club funciona a golpe de comunicado y esta vez la fórmula no fue diferente, el vicepresidente deportivo puso voz a una nota sin autocrítica ni repreguntas. El resumen de la crisis abierta por el show de Griezmann fue que el Atlético no se podía ofender porque sabía del interés, que mejor que el francés no haya fichado si no estaba comprometido y que a Piqué y Umtiti habrá que ponerles cara a la pared.

El toque de atención de la directiva hacia sus jugadores "palomiteros" reclama una autoridad que hasta el momento nunca ha tenido, y parece difícil que a estas alturas eso pueda cambiar. Porque la autoridad no se obtiene con una tarjeta con tu nombre. Y tanto la actitud de Griezmann como la de los propios jugadores del Barça demuestran que Bartomeu y su junta no han conseguido que les tomen en serio.

La incorporación de Abidal como secretario técnico, aunque se intentó mantener ajena al embrollo, tiene mucho que ver con este caso. Porque la primera función de Abidal será precisamente ejercer de enlace con la plantilla. Para al menos saber lo que pasa allí dentro. No es casualidad que por segundo verano consecutivo, el vestuario supiera antes que los mismos directivos cuál iba a ser el destino del futbolista. Y lo más sonrojante, que en ambos casos fuera público.

El vestuario, un órgano autónomo

Que la plantilla se siente un órgano autónomo y plenipotenciario dentro del club no es ninguna novedad. Tenemos varios ejemplos de ellos, como cuando hace año y medio los jugadores decidieron unilateralmente que no iban a la gala anual de la FIFA. El que por entonces mandaba en el área deportiva, Albert Soler, fue convenientemente toreado y el club tuvo que excusarse ante Infantino.

Así pues, no parece una mala estrategia colocarles a alguien que los jugadores sientan a su altura, aunque para eso quizás no hacía falta nombrarlo secretario técnico. Lo de destacar su ascendencia en el mercado francés cuando se acaba de escapar Griezmann sería incluso cómico, si el club estuviera para bromas.