Dos miradas

Un hilo

La cultura es algo continuo: Trabal, el bibliobús, Carner y un Monzó también disfrazado de Capri

Quim Monzó recoge el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes en el Palau.

Quim Monzó recoge el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes en el Palau. / periodico

Josep Maria Fonalleras

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Uno de los escritores que viajaba en el bibliobús de la Generalitat hacia el exilio, aquel 23 de enero del 39, era Francesc Trabal. Años antes, cuando la cultura era descaro y revuelta, entretenimiento y conocimiento, cuando los buses eran bibliotecas y no vehículos que atravesaban el infierno, Trabal publicó un libro de chistes, una hilarante muestra de ese humor "indeliberado, difuso, secreto" que caracterizó al Grup de Sabadell, aquellas "almas selectas unidas por la cordialidad jocosa", que escribió CarnerArmand Obiols y Joan Oliver, del Grup, también estaban en el bus, como Mercè Rodoreda.

Monzó los citó en el acto del Premi d’Honor, justo el día en que, años antes, un 4 de junio de 1970, moría Carner sin haberlo recibido, porque alguien consideró que no tocaba o vete a saber por qué. El error más explícito del Premi, junto con el olvido (ideológico) de Josep Pla. Pero bueno, volvamos a Trabal. En el prólogo de aquella joya, Carner define a los catalanes como "Obvios", a diferencia de los castellanos, que son "Todo-un-caballero" y de los vascos, que son "Todo-de una-pieza". Y dice que, contra "la elefantiasis insoportable de nuestra Obviedad" solo existe "la lanza del humor Suprasensible", es decir, el que utiliza la ironía como "instinto compensador". Aprovechar la obviedad innata para subvertirla con una "luz elegantísima". Trabal, el bibliobús, Carner y un Monzó también disfrazado de Capri. La cultura es eso: un hilo.