La ultraderecha presente

Los últimos juicios a grupos ultras revelan que ahora ya son autóctonos y no franquicias internacionales

XAVIER RIUS

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El pasado jueves quedó visto para sentencia en Valencia el juicio a los 18 miembros del Frente Antisistema, desarticulado por la Guardia Civil en el 2005 en la operación Pánzer, en la que se les incautó armamento. Se les pide penas de prisión por asociación ilícita, posesión de armas e incitación a la violencia con el agravante de odio ideológico. Dicho juicio se inició tras finalizar en Barcelona el de los presuntos autores del ataque a la sala Stroika de Manresa, atribuido a los CUSOS, organización con vínculos a los Ultra Sur.

La desarticulación del Frente Antisistema se produjo en el 2005 tras la de otros dos grupos neonazis en España, como Blood & Honor y Hammerskin, los cuales fueron condenados e ilegalizados. Pero la diferencia del Frente Antisistema valenciano o de los CUSOS es que mientras Blood & Honor y Hammerskin eran franquicias de grupos internacionales, los juzgados en Barcelona y Valencia son grupos autóctonos.

Los abogados de ambos grupos insisten en que se les pretende condenar por sus ideas y en que se les atribuye ir de cacería de inmigrantes o izquierdistas, o de tenencia de armas, para declararles asociación ilícita. Impugnaron escuchas y registros. Más que curiosa fue la justificación del concejal de España 2000 en el municipio valenciano de Silla, Alejandro Serrador, que alegó que el lanzagranadas hallado en su casa era de coleccionista.

Entre los juzgados en Valencia se encuentra Pedro Cuevas, condenado a 14 años por el asesinato del independentista Guillem Agulló, que salió en libertad tras cuatro años por buena conducta. Y en relación a dicho crimen, la pena impuesta a Cuevas fue solo de 14 años, dado que se negó el componente ideológico premeditado y fue calificado como una reyerta juvenil. Por lo que respecta al juicio a los CUSOS, que fueron defendidos por destacados penalistas, se cerró con la sorpresa de la detención de más miembros del grupo que, según la policía, tras diferentes extorsiones iban a realizar un secuestro para pagar a los abogados.

Tener ideas nacionalsocialistas no es delito, pero sí ejercitar violencia en base a dichas ideas. Y es que según la fiscalía, el Frente Antisistema no solo distribuía armas o proponía ir de cacería, sino que tenía en su seno otra organización llamada Thule, el mismo nombre que la sociedad secreta de las SS.

Se halla atascada, en el proyecto de modificación del Código Penal, la reforma del artículo 510 sobre incitación al odio y la violencia por motivos de raza o ideología, que necesita un reformulación más clara para poder condenar a quienes predican la violencia contra el diferente; y también del artículo 607, de apología de regímenes genocidas. No obstante, en el caso de grupo valenciano, como en el de CUSOS en Barcelona, si no se impugnan los registros y escuchas, como piden las defensas, hay base legal para condenarlos, no por sus ideas, sino por ponerlas al servicio de actos delictivos.