Trump y la ruptura generacional
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
ALBERT SÁEZ
Habrá que hacer muchas lecturas de la victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas contra los pronósticos de las encuestas y los cálculos del 'establishment' de Washington y Nueva York. Hay también una clave generacional. Trump tiene 70 años contra los 47 que tenía Obama en el momento de ser elegido en 2008. Una regresión de 20 años en la edad del presidente que en el caso de Hillary Clinton también hubiera sido de 19 y en el de Bernie Sanders hubiera alcanzado los 25 años. Algo no funciona en el sistema político de los Estados Unidos, pero lo mismo podríamos decir de casi todos los sistemas de democracia representativa occidentales. Una de las mútliples dimensiones de la crisis que vivimos tiene un componente generacional. Los menores de 30 años viven peor que sus progenitores excepto en el caso de las rentas más altas. De manera que si eran clase media ahora son pobres y si eran pobres ahora han caído en la marginalidad. Trump les ha prometido a esta gente y a sus padres volver a ese tiempo pasado que era mejor, cuando los Grandes Lagos eran el pulmón industrial del mundo, cuando podían progresar y efectivamente lo hacían, cuando formarse tenía el premio de subir al ascensor social. Ese mundo, les ha dicho Trump, va a volver porque Estados Unidos va a huir de la globalización que impulsaron sus empresas.
Uno de los muchos consensos que hay que reconstruir para salir de la crisis es el intergeneracional. La idea de progreso hay que volver a hacerla compatible con la de la innovación tecnológica, con la internacionalización que ha orientado el crecimiento a los países emergentes, con la de la sostenibilidad ambiental, con la de las sociedades abiertas... Muchos ven en la victoria de Trump el inicio de una regresión política, económica, tecnológica y moral. Me temo que es más un reflujo como reacción a la velocidad de los cambios en la última década. Estamos ante unos resistentes que no tienen fuerza para revertir los cambios. Trump solo lo podría hacer con una gran coalición junto a Putin, May y quizás Le Pen. Muchos gallos en un gallinero. Trump es el pasado que no pasa. Pero pasará.
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