El hombre que no quería a las mujeres ni a los hombres

Misoginia y xenofobia son dos expresiones de la misma ideología de vida patriarcal de Trump

ilustracion  de leonard  beard

ilustracion de leonard beard / periodico

GEMMA ALTELL

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Donald Trump nos ha regalado a lo largo de los años -desde mucho antes de ser presidente de Estados Unidosalgunas perlas como la de que "las mujeres son, en esencia, objetos estéticamente agradables"; otras del tipo "las malas noticias sobre ti no importan si tienes una novia sexi" o " la mejor parte de una película es cuando hacen callar las mujeres". Parece indiscutible su odio hacia las mujeres como seres pensantes y su misoginia profunda sustentada en un modelo ideológico y de vida patriarcal.

En el poco tiempo que hace que ha iniciado su mandato, hemos visto ya varias manifestaciones de esta ideología y del trato a las mujeres que Trump exhibe sin vergüenza. Por poner algunos ejemplos, podríamos hablar de la relación que mantiene en el ámbito público con Melania TrumpMelania Trump -de condescendencia y falta de respeto- o de la exigencia hacia sus trabajadoras en relación con su forma de vestir: las obliga a vestirse "como mujeres" (a muchas nos gustaría entender qué significa), llevando a la práctica este precepto suyo de concebir a las mujeres como objetos estéticos

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LEGITIMACIÓN INSTITUCIONAL

Este escenario inicia un proceso de legitimación institucional de la misoginia mediante la figura de un presidente de EEUU que muestra abiertamente su ideología. Una de las consecuencias que puede tener esta legitimación es la de actuar como modelo válido para otros países que, como mínimo sobre el papel, han avanzado en leyes y prácticas respecto a los derechos de las mujeres. De un golpe electoral, EEUU ha retrocedido décadas en los derechos de las mujeres y en igualdad entre estas y los hombres. Parecía imposible que alguien a quien muchos considerábamos una caricatura de sí mismo pudiera convertirse en uno de los líderes políticos mundiales más relevantes. Y nos relajamos. No supimos leer que estas casi "excentricidades" respecto a las mujeres hablaban de una ideología global.

Estamos, pues, ante otra cuestión crucial: este modelo ideológico que encarna Trump no tiñe ni desprecia solo la vida de las mujeres –importante, si tenemos en cuenta que somos el 50% de la población mundial-. Las primeras decisiones tomadas por el nuevo presidente, como la derogación del 'Obamacare'Obamacare', el intento de cerrar las fronteras a los ciudadanos de gran número de países o la posible y esperpéntica construcción de un muro con México escenifican también otras vertientes del sistema patriarcal, no solo referentes a las mujeres. Son todas ellas estrategias políticas que pretenden que el poder siga concentrado en unas pocas manos y que la violencia, en todas sus formas, se considere la forma "natural" de resolver los conflictos o de imponer un criterio. Del mismo modo que acosar sexualmente a las mujeres -como ha venido haciendo este personaje durante años con la convicción de que tenía derecho a hacerlo- tiene mucho que ver con el famoso lema 'America First' y lo que puede significar.

VULNERACIÓN DE DERECHOS

Ambas cuestiones hacen referencia a la posición de poder de quien se erige en juez para decidir quién tiene derechos y quién no. Tanto si hablamos de la vulneración de los derechos de las mujeres cuando son consideradas como cuerpos al servicio de algunos hombres como cuando hablamos de los ciudadanos a quienes se niega la entrada a un país o el reconocimiento de pertenencia a él. Misoginia y xenofobia son dos expresiones de la misma ideología.

No lo frivolicemos. El movimiento feminista lleva décadas intentando explicar que estos comportamientos no nos remiten a hombres que son machistas individualmente. El machismo, y aún más la misoginia, habla de un sistema estructural que configura un mundo dividido en vencedores y vencidos, fuertes y débiles, poderosos y personas privadas de los derechos más básicos como son, por ejemplo, los refugiados. Este es el mundo que se ha ido construyendo durante siglos. Estamos luchando para transformarlo, hacerlo más habitable y humanizado, con las mismas oportunidades para mujeres y hombres independientemente del lugar  donde hayan nacido, pero llega Trump y nos devuelve a la lógica patriarcal. Si pensamos que la lucha por los derechos de las mujeres no nos incumbe a todos cometemos un error de cálculo. La lógica patriarcal impactará en todas las políticas, domésticas o internacionales, de mujeres o globales.

Mentes bienpensantes europeas, Trump no solo va contra las mujeres sino contra todo lo que no permita mantener su status quo y el de los suyos. Ningún valor democrático, ningún respeto a los Derechos Humanos. Esto nos afecta a todas y a casi todos. Esto es el patriarcado, esto es el machismo, una forma de habitar el mundo.