Tristeza astral

Devora las páginas del horóscopo. Esta semana hay un especial de predicción del 2011. Primero hace una lectura rápida, voraz, busca en cada línea el dinero que no tiene, el amor que se fue, la salud que se esfuma. La salvación escondida en una caprichosa conjunción astral. Parece que este año, sí. Venus y Marte se han aliado a su favor. Relee el texto. Se reconoce en cada palabra. Ella es una personalidad cáncer al cien por cien. Luchadora, intuitiva, sensible... Se nota que esa astróloga sabe de qué habla. Es evidente que debe ser muy buena; si no, la revista no confiaría en ella. Al pie del artículo figura su teléfono. Sería tan fantástico confirmar que, realmente, se ha acabado la mala racha. Pero no, se prometió a sí misma que no volvería a hacerlo. En realidad, se lo juró a su hijo, que fue quien se hizo cargo de aquella terrible factura de teléfono. No entiende cómo pasó, pero las llamadas al consultorio del tarot se convirtieron en una obsesión. Necesitaba saber que todo iba a cambiar. Cada respuesta era un latido de esperanza. No, no puede volver a hacerlo. Aunque esta vez sería diferente. «Astrología kármica. En una llamada, tu predicción anual». Solo 1,40 euros por minuto. Apenas nada. Vuelve a leer el horóscopo. Le surgen dudas. Tiene que hacerlo. Toma el teléfono y escucha lo que ansía oír. Al fin, el miedo y la tristeza han dejado de atronar¿ hasta el año que viene.