Tres (por ciento)

JOSEP MARIA POU

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¿Por qué el 3% y no el 4%, o el 5% o el 2,7%? ¿Resultó el tal porcentaje elegido al azar? ¿O fue producto de múltiples deliberaciones? ¿Quién decidió, cómo y cuándo, que el porcentaje fuera impar? (El que lo hizo, fuera quien fuera, lo hizo con un buen par, eso es innegable). ¿Qué esconde ese 3%? ¿Qué revela? ¿De dónde viene? ¿A dónde va?

Pregunta retórica esta última, pues adónde va, presuntamente, lo sabe o lo intuye hasta el más lerdo.

Quizás la decisión la tomó un cinéfilo que acababa de ver la película Tres lanceros bengalíes. O El tercer hombre. O El bueno, el feo y el malo. O tal vez un buen amante del teatro que había reído, la noche anterior, con la pieza Tres sombreros de copa. O un lector impenitente después de la lectura reposada de Los tres mosqueteros. O de Tres tristes tigres. O de Los tres cerditos. ¿Alguien, quizás, obsesionado con las tres gracias de Rubens?

También es posible, conociendo el percal, que la cifra remita a la Santísima Trinidad, a las tres virtudes teologales, a las tres veces que Pedro negó al Maestro, a las cruces del Calvario, a los tres clavos de Cristo o, incluso, a las tres Marías.

O, sin necesidad de buscarle tres pies al gato, que sea solo el resultado de una sencilla regla de tres: si a tanto le asigno tanto, a mi me toca otro tanto. Tres tantos que son tres goles que valen como tres ligas.

También cabe la posibilidad de que ese tres se refiera a las hijas de Helena: «Tres eran tres y ninguna era buena», que dice el romance (o la copla, o lo que sea que habla de las tales hijas). O a las naves de Cristóbal Colón. O a las hojas del trébol. O al tres en raya. O a los tres tenores. O los tres actos del teatro. O a los tres poderes del estado. O al tricornio. O el tercer grado penitenciario. O al pasado, presente y futuro. O al Vini, vidi, vinci. O al ver, oír y callar. O también (cosas veredes) al Tierra, Mar y Aire de la Una, grande y libre. O al 3D. O a TV-3.

Número primo

Leo que el número tres es número primo y me saltan lágrimas de risa. ¿Primo el tres? Primos somos nosotros, que confiamos y pagamos. Pitágoras, filósofo y matemático griego (el del famoso teorema, sí, ese mismo), decía que el tres era el número de la integridad. Cegato Pitágoras, en eso. Y así habló Zaratustra, según cuenta el propio Nietzsche:  «El número tres por doquier reina en el universo».

Acongojante. Lo otro, también.

Y por ponerle fin a esto, no olvido que tres -TRES- son los cubiletes del trilero.

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