GEOMETRÍA VARIABLE

Tres notas sobre los Presupuestos

Montoro ya se ha pulido el 54% antes de elaborar las cuentas del 2017

Cristóbal Montoro

Cristóbal Montoro / periodico

JOAN TAPIA

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Ya se conocen los Presupuestos y surgen todo tipo de críticas. Algunas correctas, pero otras inadmisibles porque lo quieren todo: subir el gasto social, más inversión pública y bajar los impuestos. Ignoran así algo elemental: que para un nivel de ingresos --difícil de aumentar a corto--, cuando estiras la manta del gasto hacia una parte, forzosamente desnudas a las otras.

Telegrafiaré tres notas --no partidistas-- que indican que, pese a que la economía crece y se crea empleo, seguimos en una situación muy delicada.

UNA. De cada 100 euros que el Estado recauda o pide prestado, el 54% ya lo tiene gastado. Solo puede usar --y con no excesiva libertad-- el 46% restante. En efecto, el gasto en pensiones crece el 3,1%, por el aumento del número de pensionistas, aunque la pensión individual suba solo un 0,25%. Son nada menos que 139.600 millones, el 40% del total.

Nadie querrá que el Estado recorte ahí. Tampoco se pueden dejar de pagar los 32.171 millones de intereses por la deuda acumulada (déficits anteriores) porque necesitamos seguir pidiendo dinero a los mercados. Así se gasta ya otro 9% del total. Y el seguro de desempleo --solo la derecha más recalcitrante quiere eliminarlo-- ascenderá a 18.000 millones, un 5% del gasto. El 54% del Presupuesto ya está, pues, consumido.

Hay que entender entonces al pobre Montoro. Afronta una ecuación infernal porque el gasto en pensiones y en pago de la deuda (ahora los tipos de interés son muy bajos) solo pueden aumentar.

DOS. Aunque los ingresos presupuestarios subirán un 7% porque el PIB vuelve a crecer (no pasa lo mismo con las cotizaciones sociales), el gasto total tiene que bajar para reducir el déficit del 4,3% del PIB del 2016 al 3,1% en el 2017. Para cumplir con Bruselas y para que no sigan subiendo los intereses de la deuda.

Conclusión: hay que usar las tijeras. Pero no con el 54% ya consumido, ni con los sueldos de los funcionarios (suben el 1%), ni en el gasto social (tras años de recortes), ni para impedir ligeros y razonables aumentos en educación e investigación. Entonces... las tijeras golpean con fuerza a la inversión pública, que cae un 21% respecto a lo presupuestado (no realizado) en el 2016. La inversión en infraestructuras se reduce a 7.540 millones cuando antes de la crisis fue de 24.000. ¿Es razonable o es pan para hoy y hambre para mañana?

Y así pese a lo que Rajoy prometió en Barcelona, y pese a que la inversión en Catalunya sube del 10,7% al 13,4% del total, en valores absolutos baja un 2,6%. Menos que en el País Vasco (15%) o Galicia (32%) o Andalucía (37%) pero baja. La inversión solo sube en Canarias porque los Presupuestos dependen del voto de dos diputados isleños de partidos distintos.

TRES. Las cuentas mejorarían subiendo un poco algún impuesto para gastar algo más. O para no castigar al cine con el IVA. Y había acuerdo con Bruselas de un nuevo tributo a las bebidas azucaradas que dañan la salud. Pero ahí Ciudadanos ha preferido el dogma --ningún impuesto más-- a modernizar el país. ¡Vaya con la nueva política!