Análisis

En la tónica

Los Presupuestos Generales del Estado no intentar revertir excesos, corregir errores ni recuperar el terreno perdido en gasto público

RAMON XIFRÉ

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Los Presupuestos Generales del Estado presentados ayer son lo que cabría esperar. Son coherentes internamente y con la historia del Gobierno de Rajoy, pero inhibidos de iniciativa política y en buena medida desconectados de las principales demandas ciudadanas.

Son Presupuestos en modo de recuperación de muy baja intensidad. La recuperación es tan leve y -más importante- tan desigual, que para muchos seguimos en crisis. Y además, quedan cuentas pendientes, económicas y morales, por pagar y pérdidas que restituir. Pero estos Presupuestos no intentan revertir excesos, corregir errores ni recuperar el terreno perdido en el gasto público.

Son Presupuestos con el mínimo perfil político posible, salvo las excepciones de la regresiva reducción de impuestos y ciertos aumentos aislados de inversión. Estos estímulos fiscales y estos repuntes de inversión están calculadamente diseñados para incluirlos en el argumentario electoral del partido en el Gobierno ante los comicios que se acercan. Es una tentación imposible de superar a la que ha sucumbido este y todos los gobiernos anteriores; y que sucede en el Estado, las comunidades autónomas y los municipios. Pero el contexto de recuperación borrosa en el que nos movemos hace que estos esfuerzos fiscales -que volverán en forma de mayores impuestos en el futuro- tengan una eficacia igualmente borrosa e incierta.

Son unos Presupuestos que, afortunadamente, ya no son de emergencia, pero que ni mucho menos generan crecimiento; simplemente, planean levemente en él. Finalmente se ha podido contener el gasto en el paro, en parte porque hay personas que abandonan el desempleo al encontrar trabajo y en parte porque cada vez hay más personas en paro de larga duración y ciudadanos a los que se les agota la prestación. Son Presupuestos en los que se contiene el pago de los intereses de la deuda pero con los que no se cuestiona ni siquiera mínimamente -como hizo el mismo Rajoy al principio de la legislatura- el marco general de consolidación fiscal en la UE.

Más recaudación y más gasto

¿Cómo deberían haber sido los Presupuestos? La pregunta no tiene sentido tratándose de los últimos de la legislatura y a tres meses de las elecciones generales. ¿Cómo deberían ser los siguientes? El nuevo Gobierno debería tener las ideas muy claras desde el principio. Un escenario posible es aumentar la recaudación y el gasto público productivo en general, prestando especial atención a la sanidad y la educación gestionadas de forma eficiente. Hay otros escenarios, naturalmente, que deberían ser explicados a los votantes. A partir de este tronco central, hay diferentes elementos complementarios a abordar. Por ejemplo, la financiación territorial seguramente exigirá más corresponsabilidad fiscal entre administraciones: que lo que se puede gastar se acerque proporcionalmente a lo que se recauda, con los debidos mecanismos secundarios de compensación. Quizá si esto se hubiera trabajado en serio hace cuatro u ocho años hoy podríamos estar todos un poco más tranquilos.