Acción terrorista

¿Todo el monte es orégano?

Habría que ver si lo que parece al final acaba siendo, porque si cualquier gesto se toma en un contexto que no procede acaba generando alarmismo y odio

Mossos

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Isabel Llanos López

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Se evita que salgan a la luz los datos de las cifras de suicidio porque está probado su efecto mimético. Apenas se cumplen los aniversarios de los atentados del pasado año en Catalunya y nos despertamos este lunes con un acto catalogado de terrorista.

Quizá sea deformación profesional, pero cuando trabajas un personaje y sus conductas siempre enfocas en sus objetivos como motores de la acción. Desde la psicología también se estudian los agentes motivadores de la conducta para predecir un comportamiento o modificar un patrón de respuesta. También es el arma blanca (cuchillo de grandes dimensiones) un elemento recurrente en homicidios no premeditados, en cuanto a la facilidad de acceso a ellos, todos los tenemos en casa.

A la espera de conocer el entorno del atacante y la posibilidad de que se le pudiese incardinar en el entorno yihadista, hay elementos que llaman la atención. La cercanía al domicilio, la hora, el modo de actuación y la elección de los elementos de agresión. No son fórmulas al uso en lobos solitarios ni en cédulas unipersonales de ataque. Cuando se comete una acción es para conseguir un objetivo. Se persigue el éxito. Un éxito que, en ocasiones, no se fundamenta en el número de víctimas, sino en lo llamativo de la acción o el terror que genera por el efecto de la percepción de inseguridad. No es este el caso.

Uno solo contra varios

Poco más de las cinco de la mañana. Cojo un cuchillo y bajo a la comisaría de al lado de casa, llamo al timbre insistentemente para que me abran la puerta, porque está cerrada por seguridad como primer filtro. Me meto en la boca del lobo. Uno solo contra varios. Vamos, el éxito asegurado. Seguro que así consigo muchas víctimas porque, como es por la mañana y la dependencia está abierta al público, hay mucha gente a la que atacar, y como, además, contra quienes actúo son civiles, causo más estragos psicológicos por la sensación de vulnerabilidad que aporta el sentir que cualquiera puede ser víctima y no solo los que se dedican a hacer cumplir la ley, y todavía más impacto mediático por elegir estas fechas tan significativas y recientes.

El caso cumple muchas de las premisas del 'suicide cop', método con el que una persona se muestra deliberadamente amenazante buscando provocar una respuesta letal en los agentes de la ley. Si se acompaña de la frase adecuada, se puede, además, tener las 72 vírgenes. Todo un dos por uno.

Parafraseando "la mujer del César no solo tiene que serlo, sino parecerlo", habría que ver si lo que parece al final acaba siendo, porque si cualquier gesto se toma en un contexto que no procede acaba generando alarmismo y odio. Y aunque el 'efecto halo' nos afecte por las fechas y la alerta en la que estamos, hay que diferenciar con precisión. Hasta el momento y objetivamente, los hechos son los hechos y todo lo demás son, por ahora, elucubraciones. Serán las investigaciones las que determinen la intención que subyace detrás de este comportamiento atípico, porque no todo lo que es blanco y en botella es leche; también puede ser horchata.