El turno

Toda la verdad sobre Moody's

ANTÓN Losada

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Casualidades de la vida o justicia poética. Quién sabe. Lo cierto es que el mismo día que los alegres muchachos de Moody's rebajaban de excelente a muy buena la calificación de la deuda española, el siempre desconcertante e inquietante FMI recomendaba a los estados no hacer tanto caso a las agencias de calificación. Incluso les aconsejaba eliminar los automatismos que trasladan sus valoraciones al sistema económico y aumentar el control público. También ese día, la bolsa reaccionaba con una subida moderada y la noticia pasaba sin pena ni gloria, incluso entre los medios más conservadores, demasiado ocupados acuchillando a los sindicatos. Es lo que sucede cuando te pillan tantas veces jugando con las cartas marcadas. Nadie le hace caso al tahúr porque todo el mundo sabe que va de farol.

Ratificando otra vez su condición de marcianos y confirmando que el PP ni está ni se le espera, soloMariano RajoyyGonzález Ponspregonaban a quien los quisiera oír el gravísimo golpe que la agencia asestaba a la credibilidad de la economía española, dejando aZapaterosin más opción que convocar elecciones de inmediato para calmar el clamor popular.

Los bancos y los estados pagan a las agencias para que califiquen la deuda de los estados a los que los bancos van a prestar dinero. Cuanto peor es la calificación, mayor es el tipo de interés y mejor resulta el negocio del prestamista. Llámenme paranoico, pero semejante sistema ofrece bastante menos fiabilidad queBelén Estebande jurado en Operación Triunfo. Cómo es posible que la economía mundial haya llegado a depender de tal manera de semejantes tenderetes con nombre de pub cervecero como Standard & Poor's, Moody's y Fitch, es un misterio del capitalismo moderno. No habrá sido ni por su independencia, ni su rigor técnico. Puestos a escoger un local de prestigio donde informarse sobre los de futuros, me quedo con Cheers, o con el bar de los Serrano.