El turno

La Tierra desnuda gobiernos

JORDI Mercader

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La catástrofe japonesa decidida por la Madre Tierra ha provocado la penúltima escena de pánico en los gobiernos europeos, con los comisarios de la Unión al frente. No se debería gobernar con la duda metódica como todo equipaje ni tampoco balanceándose en las presiones y urgencias de la coyuntura, pero sucede y así la desconfianza de los gobernados acecha al sistema, cargada de razón por tantas muestras de inseguridad de los gobernantes.

Hay que suponer que el riesgo que puedan presentar las instalaciones nucleares que nos rodean es el mismo hoy que hace una semana. Pero hace 10 días la mayoría de los gobiernos de la Unión, con Alemania al frente, proclamaban su convicción de la utilidad y la seguridad de la energía nuclear, más necesaria que nunca por las proyecciones astronómicas del precio del petróleo. La sacudida de la tierra y el golpe de mar descomunal que ha sufrido Japón han dañado tan gravemente sus centrales que ya veremos cómo acaban. Pero la naturaleza ha desnudado también las supuestas verdades de los gobernantes europeos, que, después de proferir calificativos apocalípticos, pretenden combatir el miedo proveniente de Fukushima desatando el pánico, porque esto es lo que supone la urgente revisión del parque de centrales: aceptar que no tienen ninguna seguridad sobre sus decisiones anteriores.

Necesitamos poder confiar en los gobernantes y más aún en cuestiones que se nos escapan al común de la ciudadanía, pero sobre las que existe controversia. Cada incidente o accidente nuclear produce la alarma y la lección de rigor, pero sobre todo ofrece minutos a los ventajistas argumentales que, pisoteando la tragedia humana, van a lo suyo. Desde luego que existen auténticos especialistas que vienen clamando sobre la necesidad de replantear el modelo energético occidental a medio plazo, los mismos que saben que esta cuestión estratégica no debería tratarse en estado deshock.