Al contrataque

Teoría y práctica del vinaderismo

JORDI ÉVOLE

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Yo conocí a Vinader en un Interviú. Mi abuelo compraba esa revista, que, decía, publicaba «lo que nadie publica». Yo estaba encantado, y no precisamente por motivos periodísticos. Pero para llegar a las páginas sin motivos periodísticos tenía que pasar por otras. Y en una de esas descubrí una foto de un señor de aspecto frágil que posaba en un puente de París. Le pregunté a mi abuelo quién era. Y me dijo que era el primer periodista exiliado de la democracia. Con 8 o 10 años, las palabras exilio o democracia te suenan a chino (a veces, con 40 también). Viendo mi cara, mi abuelo me lo intentó aclarar: «Que como escribió una cosa que otros no querían que se supiese, pues se ha tenido que ir a otro país».

Quince años más tarde, uno de mis jefes, el productor de documentales Joan González, quiso hacer una serie para televisión explicando la historia de ETA. El director de la serie era Xavier Vinader, y yo tenía que ser su sombra. Como Vinader tenía problemas de movilidad, decidimos trabajar en su casa, junto a la plaza de Tetuan de Barcelona. Tres meses me tiré yendo a la casa-biblioteca-hemeroteca de Vinader. Las paredes alicatadas con libros hasta el techo, documentación que no encontrarías en archivos oficiales, recortes de prensa que se salvaron de acabar secando suelos fregados. Aquello era como Google pero real, no virtual.

La serie sobre ETA nadie quiso financiarla. Entonces la organización terrorista aún mataba, y esa fue la excusa. Hoy pondrían otra. Pero aquellos tres meses en casa de Xavier fueron el máster que nunca pude hacer. A media tarde, Vinader hacía una parada para tomar el té. Por más que lo intentó, no me aficionó a la infusión. Pero alguna me obligó a tomar. Y supongo que en alguna de aquellas tazas metería gotitas de una pócima que me convirtió al vinaderismo.

Enfrentarse a todo, reírse de todo

Teoría y práctica del vinaderismo es una asignatura que se debería enseñar en las facultades de periodismo. Empezaría con un capítulo titulado Cómo incomodar al poder. Porque si una cosa hizo Xavier como periodista fue poner entre la espada y la pared a los que mandan. Un ejemplo: tras volver del exilio e ingresar en prisión, Vinader fue indultado por el Gobierno de Felipe González. Y como forma de agradecimiento, ¿qué fue lo primero que publicó a la salida de Carabanchel? Un artículo sobre el estado de las cárceles en España.

La vida de Vinader, por varios motivos, podría haber sido una tragedia. Pero no lo fue. Hizo siempre lo que le dio la gana. Y su debilidad física no le impidió enfrentarse a todo, y también reírse de todo. Le agradezco el compromiso que me inculcó, pero también todas las risas que nos echamos. Porque Vinader tenía una de las mejores risas que he conocido. Y con esa risa te seducía, te conquistaba y, si te entrevistaba, te desarmaba. Estos días habrá que tenerla presente para borrar tanta tristeza.