PEQUEÑO OBSERVATORIO

Tengo un vecino que es un 'manitas'

Víctor sube a "pasarnos" revista, como en el servicio militar, pero no trae armas sino herramientas pacíficas y cargadas de buena voluntad

Edificio construcción

Edificio construcción / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Yo siempre he creído en la suerte. Muy especialmente, en las pequeñas suertes. Lo que llamamos "destino" es otra cosa. Se define como "una potencia sobrehumana que, supuestamente, fija por adelantado los acontecimientos". La suerte es más modesta que el destino. Es un hecho o un encadenamiento de hechos afortunados.

Si no creo en el destino, la experiencia de la vida me lleva a decir que he sido afortunado. Miro  a mi alrededor y miro atrás, como es propio de quienes aceptamos la vejez con toda la calma posible. 

No haré una lista de las grandes suertes, porque podría caer en la pedantería. Citaré una pequeña suerte: la de tener, dos pisos por debajo del mío, a los dos vecinos que tengo: Joan Víctor y su mujer. 

No se trata de una generalizada cortesía a pie de ascensor: "Pase usted. No, usted primero, ¿a qué piso va?". Estos últimos años me he aprendido el nombre de Víctor, pero mi mujer y yo le llamamos, afectuosamente, el manitas. 

Es una manera de referirnos a él muy justificada. Porque él tiene una traza que yo no tengo cuando se trata de solucionar pequeños problemas caseros. Un aparato que no se pone en marcha y no sé por qué... Él lo sabe. Y no tiene ningún problema para subirse a una escalera, y yo no tengo otro trabajo más que decirle: "Vigile". O "vigila", porque ya nos hemos hecho amigos.

Pasar revista sin armas

Y si pasan un par o tres de días sin que vayamos a pedirle auxilio, sube a casa para preguntarnos: "¿Va todo bien?". "Sí, modestamente, pero todo funciona". No le hablaremos de que tenemos un pequeño problema el mismo día que vuelve de vacaciones.

Y todo esto me ha hecho pensar en la época del servicio militar, cuando el coronel se nos acercaba para "pasarnos" revista, pero mi vecino no trae armas. En todo caso, trae herramientas pacíficas y cargadas de buena voluntad.